La Cámara de Ámbar, una habitación con las paredes cubiertas de paneles elaborados con seis toneladas de ámbar y adornadas con láminas de oro, mosaicos y espejos, fue un himno a la belleza y una celebración del material. Diseñada para la realeza en Prusia y Rusia, perdida en la guerra con la Alemania nazi y finalmente renacida en un palacio de San Petersburgo.
El arte de los nombres ridículos
Cada vez escucho más frecuentemente la frase: «En este sistema no funciona nada. Nada sirve». La gente es muy exagerada, porque si solamente se sentaran