El tristemente célebre cantautor cubano Raúl Torres defendió a Fernando Bécquer, trovador denunciado, ayer 8 de diciembre por múltiples actos de abuso sexual contra mujeres.
Torres, recordado por su defensa a ultranza del régimen y sus canciones necrológicas, dijo que Bécquer era una “víctima de calumnias por defender la revolución… Trankilo ya hay leyes que te defienden”.
Además, invitó a la audiencia a un concierto en el Candil de Arte Habana. La postura de Torres ha sido similar a la de Ray “Tun Tun” Fernández quien consideró que las acusaciones, publicadas en la revista El Estornudo, son “chanchullos de mujeres”.
Varias de las víctimas denunciaron que otros trovadores como Mauricio Figueiral o Ariel Díaz conocían de las prácticas que hacía Bécquer con chicas en su apartamento.
Los abusos cometidos por Bécquer son posibles porque en su caso hizo uso de su poder como figura pública y cuenta con una red de cómplices que invisibilizan las denuncias y revictimizan a las mujeres afectadas.
El Estornudo publicó cinco denuncias públicas contra el trovador, por abusos cometidos entre 2002 y 2012.
El texto incluye los testimonios de presuntas víctimas de Bécquer: Any Cruz, Lilliana H Balance, Claudia Expósito y otras dos mujeres con identidades protegidas, bajo los seudónimos de Silvia y Patricia.
Según relató Cruz, el abuso sexual en su contra ocurrió en 2012, cuando ella cursaba el cuarto año de la carrera de Radioquímica. Mientras Cruz estaba consolando a una amiga en el Parque de G, La Habana, Bécquer llegó a saludarlas y les dijo que podía hacerle una consulta religiosa a la chica que se encontraba mal.
“Me pidió que me quitara la blusa para estar más libre. Ahí cerré los ojos y no los volví a abrir. Fue muy raro porque quedé con los ojos cerrados, inmóvil, mientras él hablaba. No recuerdo que ropa yo tenía, creo que era un vestido. Él me quitó el blúmer, no sé si el pantalón o la saya, y empezó a hacerme el proceso de limpieza a través del sexo oral, el cunnilingus. No sé cuánto demoró en eso ni qué estaba haciendo mi amiga. Yo siempre estuve con los ojos cerrados, no me atreví a abrirlos”, contó Cruz, quien reside en Argentina actualmente.
“No sé si fueron quince minutos o dos horas. Después él decidió que ya estaba. Me vestí y me fui con mi amiga. Desde entonces evitamos cruzarnos. Yo sabía que él me estaba evitando. Más nunca hablé con él ni él conmigo ni con mi amiga”, agregó.
Fue la quinta ocasión que agredieron sexualmente a Any Cruz en la Isla, confirmó a la revista El Estornudo.
Otra de las que denunció públicamente fue la música Lilliana H Balance. Bécquer era amigo de quien fuera su pareja, el también trovador Ariel Díaz, y por eso lo conoció. Balance contó lo sucedido a los trovadores Ariel Díaz y Mauricio Figueral y no hicieron nada al
‘Patricia’ es la quinta denunciante. En 2008, cuando ella tenía unos 18 años, comenzó a frecuentar los espacios de trova de La Habana.
“Me dijo que había que darle algo al santo. Exactamente cómo llegamos ahí no lo recuerdo, pero me dijo que teníamos que ir al cuarto por algo del santo, y me dijo que lo que el santo quería él no lo podía hacer. Es decir, el santo quería acostarse conmigo y él en su honra de caballero decía que no, haciendo quedar al santo como el malo. (…) Me dijo que cerrara los ojos, nos acostamos uno al lado del otro en la cama, él se bajó los pantalones y me pidió que le tocara la barriga. Yo constantemente le preguntaba: «¿Por qué hay que hacer esto?». Le pedía que me lo explicara de nuevo. Él respondía que toda la mala energía y la carga que yo tenía arriba el santo la iba a recoger a través suyo, y había que soltarla por algún lado. En este caso se refería a soltarla por el semen”, contó ‘Patricia’.
Luego Bécquer le pidió que le tocara los testículos. “Le pregunté si no había otra manera de hacerlo, pero él decía que el tipo de trabajo que yo llevaba era ese. Mi pensamiento siempre fue el mismo: mientras más rápido salga de esto, mejor. Fue muy incómodo, yo le preguntaba todo el tiempo por qué y quitaba la mano. Lo jodí, porque no pudo relajarse mucho. Entonces me dijo que me quedara ahí, me senté de espaldas a él y me pidió que siguiera con los ojos cerrados. Supuestamente se terminó de masturbar y eyaculó en un papel”.
Una de las peticiones constantes de las plataformas feministas cubanas es la urgencia de una Ley contra la Violencia de Género que provea a las mujeres de leyes para protegerse ante estos abusos y violaciones.