Desde el primero de enero de 2019, cuando Bolsonaro llegó a la presidencia, fueron tumbadas – ¡ojo! – 1900 millones de árboles. Pero el ultraderechista insiste en disminuir el tamaño de la tragedia y sus consecuencias no solo para el medioambiente, sino también para la imagen de Brasil, cada vez más desgastada en el escenario global.