Información a la población sobre la cosecha de café «El Maniguero»
Medios de comunicación del municipio Juntebuey reseñaron el inesperado desenlace que tuvo la cosecha cafetalera, en su variante del aromático y extrafuerte «El Maniguero».
Resaltan las fuentes que gracias a un ingente esfuerzo de los caficultores se habían alcanzado niveles de producción pocas veces vistos, para beneplácito de todos. Empero, los avatares del destino influyeron para malograr la contienda, aunque vale la pena destacar una verdad formulada por las autoridades locales que se convirtió en slogan de esta derrota devenida victoria: «Se perdió la cosecha, pero se salvó el municipio».
Reflejaron los medios de prensa que todo comenzó cuando un grupúsculo de voluntariosos chiquillos abandonó el turno de educación física, para protestar ante la oficina del director de la escuela por la carencia de pelotas que sufría el instructor para sus prácticas.
Ante la ausencia de respuestas por parte del directivo –hubo de conocerse a posteriori que estaba en una villa de vacaciones como estímulo por su esmerada labor–, decidieron los afectados plantarse delante de la fábrica de tape –pronúnciese «teipe»– para reclamar rollos del material y así confeccionar sus propios implementos deportivos. Tal comportamiento, confirman las autoridades, no había sido visto con anterioridad en Juntebuey.
Para saldar el incidente, después de esperar más de cuatro horas hasta la llegada del metodólogo que estaba en un curso en La Habana sobre manejo del estrés infantil, el municipio convocó a todos sus trabajadores –cafetaleros incluidos– a un acto de reafirmación distrital en la noche.
A esa actividad la siguió un panel sobre civismo que se realizó temprano en la mañana, así como varias charlas educativas que tuvieron como espacio a la Tribuna de los Plátanos Johnsons, rebautizados «Juanitos» por parte de directivos del ramo, también convocados con urgencia desde la capital.
Tras varios días de continuos y espontáneos actos de re-ratificación de adhesión a la autoridad por parte del pueblo y de repudio a los revoltosos estudiantes que participaron en el amotinamiento –sobre el cual pesan sospechas de haber sido orquestado y financiado por potencias extranjeras, aunque de eso no se tiene pruebas, pero tampoco dudas–, estos marcharon apenados y cabizbajos hacia sus prácticas cotidianas sin haber logrado una respuesta positiva a sus reclamos, pues los directivos no claudicaron en sus posiciones.
Cuatro días duró la exitosa estrategia de convocatorias y llamados al buen tino. Casualmente, fueron los mismos cuatro días que le tomó al pulposo grano del aromático y extrafuerte café «El Maniguero», desprenderse de las ramas, caer y fermentarse sobre la hierba, destruido pero no derrotado. Sin embargo, las autoridades están satisfechas ante tan admirable manejo de la crisis. Como han acuñado: «Se perdió la cosecha, pero se salvó el municipio».
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Este texto pertenece a nuestra columna dominical de sátira política.