A inicios de esta semana, el 22 de noviembre, Nicaragua anunció oficialmente que los cubanos pueden viajar sin visa a ese país centroamericano.
La medida generó un boom en Cuba, envuelta en una crisis económica grave y aislada por casi dos años debido a las restricciones de vuelos derivadas de la pandemia de COVID-19.
Como ante todo acontecimiento de repercusión social y mediática, los memeros han puesto manos a la obra y han llenado las redes sociales de imágenes sobre el tema del momento.
Muestran a Nicaragua como el nuevo destino o puerta de salida de la migración cubana hacia los Estados Unidos o, en este punto, hacia cualquier parte. Sus creaciones reflejan el inusitado y repentino “interés” de miles de cubanos por la geografía centroamericana y, también, sus ansias de escapar de una situación económica al límite.
Algunos representan al nuevo destino de libre visado como la válvula que deja escapar el vapor en una olla de presión a punto de explotar. Mientras, en tono más serio, el senador republicano de Estados Unidos, Marco Rubio, calificó la decisión de Managua como un “acto hostil” y exigió una respuesta de la administración Biden.
Críticos del Gobierno de Ortega en Nicaragua creen que la decisión de permitir la libre entrada de ciudadanos cubanos es una movida para presionar al presidente estadounidense, como respuesta a las sanciones impuestas por Washington al país centroamericano.
Las autoridades nicaragüenses han justificado la medida diciendo que buscan aumentar el “intercambio cultural, el turismo y la relación familiar humanitaria”.
Esta actitud contrasta con la posición asumida por Nicaragua en 2015, cuando el país blindó la frontera a la caravana de migrantes cubanos que viajaban desde Costa Rica, en ruta hacia la frontera sur de Estados Unidos.
Sin embargo, desde enero de 2019 Managua flexibilizó los requisitos de entrada a cubanos.
Desde antes de la pandemia Nicaragua se había convertido en un popular destino de compras para las “mulas” cubanas y, también, un trampolín para quienes decidían continuar ruta hacia el norte.
Algunos memeros sugieren que la medida sería parte de un acuerdo entre los gobiernos de Díaz-Canel y Daniel Ortega. Las autoridades podrían estar buscando, como en 1994, una válvula de escape de tipo migratorio que aminore los riesgos de protestas en la isla similares a las del 11 de julio de 2021.
Como durante la crisis de los 90 del siglo pasado, una migración masiva de cubanos podría limitar los riesgos de nuevos estallidos sociales populares.
Mientras, los memeros —que representan como nadie el rasgo distintivo nacional del choteo— siguen poniéndole humor a la noticia de la semana.
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