Pablo de la Torriente, escritor cubano y miliciano fallecido en el frente de Madrid, en diciembre de 1936, podría estar hoy más cerca de regresar a su país, más de ocho décadas después. Lo intentó repatriar el poeta Miguel Hernández, con quien trabó amistad en el Quinto Regimiento de Milicias Populares, y que trasladó su cuerpo de Madrid a Barcelona en coche, pero de ahí no pudo hacer más. Su cuerpo se quedó en un nicho del Cementerio de Montjuïc, a la espera de poder embarcar.