Lo anunciado este domingo constituye un acto extremadamente elitista. A la “dichosa” Superliga tendrán acceso 15 clubes fundadores y —¡caramba, qué casualidad!— se trata de las 15 entidades de mayor poderío económico de Europa, aburridas de contribuir a la FIFA y la UEFA y prestas a repartirse en su nueva cofradía las ganancias millonarias de ventas televisivas y otros negocios.