Era la noche del 3 de octubre de 1961 cuando el joven de 26 años Delfín Sen Cedré, integrante de las Brigadas Obreras de Alfabetización Patria o Muerte, se encontraba en su campamento de la finca La Luisa, en Novo, barrio de Paso Cavado, intrincado lugar de Quemado de Güines, en la provincia Villa Clara.
Como cada noche, Delfín y sus compañeros Ignacio Rivero y Manuel Brito Martín, estaban en espera de los restantes brigadistas obreros que no habían regresado de impartir las lecciones del día a sus respectivos alumnos y poco después se les unió el campesino Pedro González.
En ese momento los sorprendió una banda contrarrevolucionaria, que operaba en la zona. Se llevaron a Delfín, lo condujeron hacia un cercano río y avanzados unos 30 metros, lo ahorcaron en un árbol de aguacate por ser alfabetizador y miliciano.
Se convertía así Delfín en otro mártir de la Campaña Nacional de Alfabetización, junto a Conrado Benítez y Manuel Azcunce, asesinados por hacer posible que en 1961 todos los cubanos analfabetos aprendieran a leer y escribir.
Delfín nació el 26 de noviembre de 1935 en el seno de una familia humilde en el poblado de Quemado de Güines, Villa Clara. Necesitó trabajar desde muy temprana edad y desempeñó diferentes oficios para mantener a su familia y poder estudiar.
Al triunfar la Revolución Cubana, el 1ro. de enero de 1959, realizó numerosas tareas y se ocupó de organizar una sección del Sindicato de Trabajadores del Comercio, en la que ocupó una de las secretarías y contribuyó a la organización de Asociaciones Campesinas en la zona.
Se integró a las Milicias Nacionales Revolucionarias desde su fundación y participó en la lucha contra bandidos en el macizo montañoso del Escambray, en el centro de la Isla, donde la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos pretendía crear un bastión para justificar una invasión a Cuba.
Demostró Delfín total apoyo a la naciente Revolución y lo hizo constar en carta dirigida a su hermana Teresa, fechada el 17 de septiembre de 1961: «(…) porque esta Revolución es el futuro glorioso no podemos más que llevar a cabo cuanto sacrificio nos imponga pues nuestro descanso sólo estará en la tumba, que es el descanso del revolucionario».
La Lucha Contra Bandidos (LCB) fue la respuesta de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el Ministerio del Interior y el pueblo de Cuba, integrado a las Milicias Nacionales Revolucionarias, y duró desde 1959 hasta 1965 en que fue eliminada la última banda alzada. La región del Escambray fue el lugar, donde más fuerza tuvo el bandidismo.
La primera banda de bandidos en la antigua provincia de Las Villas se creó en noviembre de 1959, hubo unas 177 bandas, con 2 005 bandidos y unos 6 000 colaboradores.
Además de Las Villas, el bandidismo se extendió por las antiguas provincias de Pinar del Río, Matanzas, Camagüey y el oriente cubano.
En total, se registran cerca de 290 bandas alzadas, con unos 4 190 bandidos y 9 250 colaboradores. Los últimos bandidos fueron capturados o eliminados en julio de 1965. Las bandas contrarrevolucionarias asesinaron en todo el país a 214 personas, incluyendo 13 niños y nueve maestros voluntarios, brigadistas y colaboradores de la campaña de alfabetización.
Se calculan las bajas de las fuerzas revolucionarias, que lucharon contra las bandas en alrededor de 590 hombres, con centenares de heridos y unos 250 incapacitados de por vida.
La lucha contra el bandidismo recabó la movilización de más de 100 000 efectivos de las Milicias Nacionales Revolucionarias, las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior, que formaron parte de la LCB a lo largo de los seis años de combates hasta devolver en 1965 la tranquilidad a toda la población de las zonas rurales del país.