Hay quienes dicen que las agujas le habían causado un miedo indescriptible durante toda la vida. Otros enseñan antiguas marcas juveniles que quedaron como huellas de pinchazos anteriores. Sin embargo, lo que ahora muestran todos sin tapujos, es la alegría inmensa por ser parte de la historia de la humanidad. Un pedazo de papel, un guiño, una mirada: poner el hombro por Cuba y para el mundo. Así han vivido los cubanos estos días de ensayos clínicos.