Sergio González “El Curita” sabía perfectamente el peligro que corría, amaba la vida y soñaba con el futuro que no llegó a ver. Más de una vez hablaba de esa nueva vida que construiríamos y contagiaba con su entusiasmo nato en las situaciones más adversas. Pero no se fue, sigue con nosotros, reencarnado en miles de jóvenes que imitan sus cualidades.