Los Juegos Paralímpicos, que se inaugurarán el día 24, probarán las capacidades extraordinarias de los deportistas en la segunda ocasión que transcurrirá en Tokio tras la edición de 1964, ahora con el taekwondo (no se admiten patadas a la cabeza) y el bádminton como disciplinas debutantes.
El clásico fue fundado por Sir Ludwig Guttmann, un médico judío que huyó de la Alemania nazi a Inglaterra, donde abrió un centro de lesiones medulares en el Hospital Stoke Mandeville.
La primera edición de los Juegos de Stoke Mandeville –precedente de los Juegos Paralímpicos– se celebraron el 29 de julio de 1948, con 16 soldados con lesiones compitiendo en tiro con arco, y no es hasta 1960, en Roma, que se convierten en los Juegos Paralímpicos, donde participaron 400 paratletas de 23 países. Hoy la cifra de competidores anda por lo 4 600, que disfrutarán de una audiencia televisiva superior a los 4 100 millones de espectadores de Río de Janeiro. Ambos eventos se efectúan juntos desde Seúl 1988.
Entre los aspectos distintivos de algunos deportes, en el tenis sobre sillas de rueda la pelota puede dar dos veces contra la cancha, la primera vez dentro de los límites del terreno. Los entrenadores videntes del fútbol 5 se colocan detrás de la portería de ataque, para dirigir a sus delanteros y los aficionados deben permanecer en silencio, porque los futbolistas se orientan por un silbato.
Y los corredores con discapacidad visual, como nuestra Omara Durand, se atan a los guía utilizando una pequeña correa que se sujeta a sus brazos o manos, con lo que debe terminar siempre delante de su corredor guía. Mientras que los equipos en voleibol olímpico están separados por una red elevada (2.43 metros los hombres y 2.24 las mujeres desde la parte superior de la red, el vóleibol sentado se juega con una red más baja (1.15 m para los hombres, 1.05 m para las mujeres).
Estos son algunos ejemplos que muestran lo difícil que es entrenar durante cuatro años –en esta oportunidad cinco en medio de una pandemia— para competir sin otro interés que probar sus deseos de sumarse a la diaria realidad de sus países, con todos los derechos, entre ellos el de sentirse hombres y mujeres capaces de ganar lauros para la Patria.
Los Juegos Paralímpicos de Beijing 2008 sirvieron para impulsar la construcción de más infraestructuras accesibles a personas con dificultades en toda la República Popular de China, incluidos algunos de los lugares turísticos más populares. Se instalaron ascensores y rampas para sillas de ruedas en la Gran Muralla China, y también se mejoró la accesibilidad en la Ciudad Prohibida y el Palacio Imperial, de 600 años de antigüedad, todo como parte de una preocupación por el ser humano.
Nuevamente volverán los días de competencia, donde la admiración y el respeto primarán en favor de los participantes como reconocimiento a su voluntad de vencer.