El antiguo Palacio Suazo, ubicado en Compostela 659, Habana Vieja, albergó con el tiempo múltiples familias inmigrantes. Es un edificio parcialmente reestructurado, donde tiene su sede la compañía Lizt Alfonso Dance Cuba. Una construcción imponente y bella, con una parte aún cerrada. El área sin intervenir es un desierto, una cáscara destrozada: muros y techos derrumbados, plantas que crecen entre columnas de fina hechura, legendarios mosaicos que nos hablan de un pasado pudiente.
Dentro de esta colosal edificación, bautizada como La Maravilla, habitan Bárbara Yenia y su familia, compuesta por su compañero Junior Rodríguez, alias El Moro, y una chica de 16 años que recién tuvo un bebé. Bárbara es empleada doméstica; El Moro trabaja como mensajero abasteciendo comedores sociales; la niña estudia todavía.
El Moro y Bárbara son de Santiago de Cuba. Se conocieron hace trece años y juntos decidieron venir a La Habana buscando una vida mejor. Ellos son los últimos moradores de un grupo de trece familias que ocupaban el sitio cuando el lugar era una gran ciudadela. El derrumbe del techo hace dos años hizo que se marcharan todos menos ellos, lo cual les permitió expandirse y habitar todo el espacio. Siguiendo tradiciones de su entorno rural originario convirtieron el edifico en una especie de granja con gallinas, cerdos y palomas. Hoy la familia está a la espera de que se les asigne una nueva vivienda, mientras crece la incertidumbre de vivir en un sitio a punto de colapsar.
Sobre el autor
Omar Meralla Cruz
La Habana (1993). Fotógrafo autodidacta. Graduado