En correspondencia con lo enunciado en la Tarea 6 del Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático, Cuba fomenta el cultivo y la siembra de corales a fin de propiciar la restauración ecológica de sus arrecifes coralinos.
La Máster en Ciencias María de los Ángeles Serrano Jerez, directora del Acuario Nacional de Cuba (ANC) precisó a Granma que más allá de representar el hábitat de valiosas especies marinas, muchas de las cuales tienen suma importancia en lo referido al consumo humano y la industria biofarmacéutica, en nuestro país resulta vital disponer de una barrera coralina fuerte y saludable porque este ecosistema protege a las playas, pastos marinos y manglares de los efectos perjudiciales de la erosión y el embate de las fuertes marejadas de huracanes y otros eventos meteorológicos extremos, sin olvidar su atractivo en actividades turísticas, como el buceo contemplativo.
Según indicó Serrano Jerez, el cultivo y la siembra de corales figuran entre las herramientas científicas más utilizadas para lograr el objetivo mencionado y está fundamentada en principios similares a los utilizados en la reforestación de bosques.
«Primero se cultivan en un vivero o granja fragmentos juveniles de corales para crear nuevas colonias en condiciones ideales que favorezcan su crecimiento óptimo, con un mínimo de depredación, enfermedades y otras afectaciones. Así cuando las colonias cultivadas alcanzan un desarrollo determinado, los especialistas toman esos fragmentos y los colocan en las áreas degradadas», aseveró.
Tanto el proceso de cultivo, como el de siembra, demandan un seguimiento científico permanente. Para recuperar el arrecife no basta solo con hacer una siembra exitosa, también es imprescindible eliminar o reducir el impacto negativo de los factores que condujeron al deterioro del ecosistema.
De acuerdo con lo expresado por la doctora María de los Ángeles Serrano, igualmente es necesario seleccionar las especies adecuadas de corales que van a ser utilizadas en dicha labor, en dependencia de las condiciones ambientales imperantes en la zona prevista que se va a restaurar.
Recalcó que algunas son resistentes al oleaje, otras crecen mejor a poca profundidad, y están aquellas que son menos vulnerables a la contaminación, por mencionar determinados ejemplos.
En el proyecto investigativo liderado por el Acuario Nacional de Cuba, participan, además, especialistas del Parque Nacional Guanahacabibes, el Centro Nacional de Áreas Protegidas, el Instituto de Ciencias del Mar, el Acuario de la Florida y la Fundación para la Conservación de la Naturaleza, de Estados Unidos.