Varios países europeos dejaron de utilizar lotes de la vacuna anticovid desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford, mientras que Dinamarca, Noruega e Islandia suspendieron la vacunación con ese fármaco. La decisión se produce, en mayor parte, tras la aparición de unos informes sobre la formación de coágulos de sangre en personas a las que se les había administrado ese antídoto.