Un hombre de pocas palabras, más bien tímido es Raúl Pérez Ureta. El merecedor del Premio Nacional de Cine 2010 no se caracteriza por hablar alto o gesticular, quizá porque prefiere detenerse a mirar cada imagen estando detrás de la cámara. No procede de una familia de artistas, y llegó al séptimo arte por casualidad como él dice.