CAMAGÜEY. — «Solo quien no ha conocido la realidad cubana y a su pueblo heroico puede pretender manchar el nombre de este país y su historia intachable de solidaridad con mentiras aborrecibles, únicamente creíbles para aquellos que sueñan con destruir la obra construida en más de 60 años de Revolución.»
Recién graduado como ingeniero químico en la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz, el joven angolano Ernesto da Conceicao Lima Ebo refiere tener vivencias inolvidables, luego de más de cinco años de estudios, acerca de Cuba y de su gente batalladora aun en medio de serias restricciones materiales.
«La más reciente, afirma, la he vivido en estos meses difíciles y complejos de la pandemia. En todo momento me he sentido protegido, cuidado y, lo más importante, conté siempre con el apoyo necesario de los profesores para poder culminar la carrera de manera satisfactoria y regresar a casa con el título de ingeniero».
Ernesto no oculta su indignación ante la escalada agresiva del gobierno estadounidense contra el país que le abrió las puertas del conocimiento: «Esa imagen que los medios internacionales de prensa y las redes en Internet ofrecen de Cuba es pura mentira. He llegado a conocer a este pueblo y sé de su apoyo mayoritario a la Revolución».
Esta vez, tras concluir un curso en condiciones excepcionales, fueron 34 los becarios de la República Popular de Angola y de Haití que recibieron sus títulos universitarios en las carreras de Licenciatura en Derecho, Medicina Veterinaria, Arquitectura e ingenierías Química, Civil y Eléctrica.
Además del título, la angolana Camila Maber da Cruz Barbosa confiesa llevarse también algo muy especial: llegó a este país casi niña y regresa a su patria hecha toda una mujer, enriquecida para toda la vida con las enseñanzas, valores, virtudes y espíritu solidario de este pueblo noble y laborioso.
«Me siento capacitada como profesional, asegura, para enfrentar cualquiera de las áreas de la Ingeniería Civil en función del desarrollo económico de nuestro país y del bienestar social, y, a la vez, considero que vuelvo, después de muchos años lejos de la familia, siendo un mejor ser humano».