El 18 de febrero de 1881, el eminente científico cubano, Carlos J. Finlay tuvo la oportunidad de dar a conocer al mundo su revolucionaria hipótesis, que transformaría con posterioridad el pensamiento médico y científico relacionado con la fiebre amarilla, al esbozar la hipótesis de que el agente transmisor debía ser un “agente intermediario”.
Trabajo voluntario ¿qué debate nos debemos?
En enero de 2019 un devastador tornado azoló algunas zonas de La Habana. Horas después, muchas personas removimos escombros con nuestras propias manos, otras organizaron