El gobernador de Florida, cuarta economía de EU, se encontraba doblemente confinado: por su pésimo manejo de la pandemia y por un muy bajo perfil debido a la presencia de la prolífica familia Trump en su estado. Repentinamente, una semana después de la grotesca captura del Capitolio del 6/1 –cuya narrativa real aún no se escribe, como la del 11/9–, el gobernador de Florida apareció nada menos que en Texas