Y son tiempos que, inevitablemente, requieren del hacer común; de “poner el hombro” y acompañarnos en el trabajo; de pensar, en primer lugar, qué necesitamos hacer como nación -sin intereses personales de por medio-, para superar nuestros actuales retos. En el esfuerzo conjunto de todos tenemos las mejores respuestas para crecernos, una vez más, también ante estas nuevas complejidades.
Los hombres no dejan de llorar
El que dijo eso de que los hombres no lloran no ha visto en su vida la escena de la muerte de la mamá de