Fue la propia periodista Morales Vivar quien denunció en redes sociales a su represora, quien en el momento de su expulsión se desempeñaba como Primera Secretaria de Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en la Universidad de Camagüey.
Lucila, recién graduada de la carrera de Periodismo, impartía clases de Teoría de la Comunicación y por su apoyo a la libertad de expresión, creación y al cineasta -entonces estudiante- Eliécer Jiménez Almeida, fue sacada de la institución académica.
Él había realizado un documental sobre el estado constructivo de la Universidad que no agradó a las autoridades castristas.
Posteriormente, a inicios de 2009, tras el paso del huracán Ike, ordenaron ir a estudiantes y profesores a un lugar llamado Mamanantuabo, Ciego de Ávila, para hacer labores en el campo. Ella se negó y la pusieron a actualizar los murales de la facultad de Comunicación.
Alegando que la joven ‘promovía la subversión’, las autoridades decidieron expulsarla del centro educativo en 2009.