LA HABANA, Cuba. – Después de apostarlo todo, el régimen cubano llevó hasta la tercera etapa de prueba a dos de sus cinco candidatos vacunales contra la COVID-19: Soberana 02 y Abdala.
Según las declaraciones de los científicos de la Isla involucrados en la investigación, las dos dosis de Soberana 02 tendrían una eficacia del 62%, mientras que Abdala alcanzaría un 92% con la misma cantidad de dosis.
Si el nuevo fármaco fuera aprobado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Cuba no solo llegaría tarde al mercado de vacunas contra la COVID-19, sino que sería uno de los últimos países del área en iniciar la campaña de inmunización con una vacuna que aún debe someterse a la aprobación de su uso de emergencia.
Incluso sabiendo que comenzar más tarde la vacunación masiva de la población traería más muertes por COVID-19, el régimen cubano se negó a participar en el mecanismo regional COVAX, que provee vacunas a países pobres.
Otra de las agravantes del panorama sanitario cubano ha sido la posición del Gobierno de no solicitar la ayuda de sus aliados políticos, China y Rusia, para inmunizar a personas vulnerables mientras se desarrollaban las investigaciones de los candidatos vacunales cubanos.
Al respecto, CubaNet conversó con el bioquímico Oscar Casanella, que se ha dedicado a analizar el avance de los medicamentos cubanos contra la COVID-19 desde su gestación.
“Es bueno contar con una vacuna que puede ser aprobada por la OMS, a la que se debe entregar un expediente con todas las estadísticas y datos de las fases del ensayo clínico de candidatos (…). Estos deben tener un 50% de eficacia como mínimo, y no deben tener efectos secundarios graves. Sin embargo, ya se ha visto que un fármaco aprobado tiene que ser retirado porque en algún país se descubre un nivel de eficacia menor o algún tipo de problemas”, explica el científico.
Los investigadores cubanos señalan que el cálculo realizado para medir la eficacia de Soberana 02 se basó en el ensayo realizado bajo condiciones de circulación de las cinco cepas principales del virus.
De acuerdo con Casanella, esta circunstancia “robustecería el 62% de eficacia (de las dos dosis) del candidato vacunal. Es un resultado protector, porque no importa la variante, la persona tendrá una protección por encima del 60%”, precisó.
Hasta ahora, más de un millón de cubanos han sido vacunados con uno de los dos candidatos vacunales durnate los llamados “estudios de intervención sanitaria”.
De ahora en adelante, las autoridades de Salud Pública de la Isla iniciarán la validación de Soberana 02 en la OMS. Científicos del Instituto Finlay de Vacunas involucrados en la investigación anunciaron que solicitarían autorización para el uso de emergencia de Soberana 02 al Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED).
Por su parte, los investigadores del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología que desarrollaron el candidato Abdala anunciaron que en las próximas semanas su vacuna pasará el mismo proceso. Este fármaco apunta a dominar la campaña inmunización en la Isla.
Casanella considera que es importante que se publiquen los datos sobre la inmunidad esterilizante de ambos candidatos vacunales.
“La inmunidad esterilizante es el porcentaje de personas vacunadas, no solo que están protegidas, (sino) también que no transmiten el virus. Es diferente la inmunidad funcional a la esterilizante. Por ejemplo, la (vacuna desarrollada por) Pfizer tiene un 95% de inmunidad funcional y un 92% de esterilizante. Este dato nos da la posibilidad de saber si estamos cerca o lejos de lograr la inmiunidad colectiva”, explica el científico.
El riesgo de Abdala
El esquema de vacunación mediante “estudios de intervención sanitaria” diseñado con el candidato vacunal Soberana 02 cambió en la medida que Abdala demostró mayor eficacia en su segunda dosis.
Varios de los municipios capitalinos donde se había anunciado el ensayo mediante la administración de Soberana 02 comenzaron la aplicación de Abdala, lo que indica que este se destacará en la producción y comercialización entres los dos medicamentos cubanos contra la COVID-19.
“El diseño de la vacuna Abdala es más simple, económico y eficiente: es el dominio receptor-obligatorio (RDB) de la proteína junto con hidróxido de aluminio, sin ningún tipo de conjugación química”, explica Casanella.
“Esto favorece la decisión de escoger Abdala para la producción a gran escala, y redirigir todos los recursos hacia este candidato. Aunque para saber los verdaderos valores de la vacuna tenemos que conocer su eficacia después de la tercera dosis”.
El bioquímico también llama la atención sobre los riesgos de la escalada productiva del medicamento, en un país con un modelo de Estado totalmente centralizado.
“Puede pasar en Cuba lo que sucedió en Rusia. Los rusos lograron una buena vacuna, la Sputnik V. Sin embargo, cuando se comenzó a producir a gran escala, no se mantuvo la calidad de la vacuna. Se exportaron millones de dosis a otros países, por ejemplo a Eslovaquia, que no tenían los valores (iniciales) de eficacia, que eran del 92%. Cuando uno investiga por qué ocurrió, descubre que (las vacunas) se produjeron en fábricas estatales con los problemas que conocemos de control de calidad y administración”.
Para Casanella, “se debe de velar por que se mantenga la calidad de la vacuna, tanto para acelerar la vacunación de los cubanos como para comercializarla. Eso es lo único que puede generar confianza en un medicamento nuevo”, advierte.
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The post Oscar Casanella: “Se sebe velar por la calidad de las vacunas cubanas” appeared first on CubaNet.