Por más de tres años ha estado encarcelado Denis Hernández Ramírez luego de que asistiera, en su natal San Antonio de los Baños, a las protestas del 11 de julio de 2021 iniciadas en esa localidad de la provincia de Artemisa, y que se extendieran como pólvora por decenas de pueblos y ciudades de Cuba.
Como Denis, cientos de personas que acudieron a las demostraciones con la esperanza de cambiar sus vidas, ahora cumplen condenas en las cárceles del régimen sometidos a maltratos y en condiciones inhumanas. Algunos de ellos elevan sus voces desde las mismas prisiones para denunciar la situación de abuso en la que sobreviven.
Estar en la cárcel de Guanajay es vivir en una permanente “violación de derechos a la dignidad humana por los tratos crueles, la violencia, las amenazas, el maltrato psicológico, las condiciones higiénico sanitarias horripilantes, la alimentación escasa e inadecuada”, dijo Hernández Ramírez en una llamada telefónica a Martí Noticias desde el penal de Guanajay.
El preso político dijo que la situación que describe debe ser igual en todos los establecimientos penitenciarios cubanos.
“Esto ha sido parte del plan de torturas de la dictadura a todo aquel que piense diferente. Recuerdo el 13 de noviembre del 2021, cuando muchos de mis compañeros y yo, decidimos plantarnos para exigir la libertad y la policía política con escandalosas golpizas, casi detuvo aquella epopeya”, expresó Hernández.
Los condenados por el 11 de julio recluidos en la prisión de Guanajay han protagonizado numerosas acciones y huelgas de hambre e