Para los economistas cubanos que nos dedicamos al estudio de los problemas globales, especialmente la macroeconomía, es una satisfacción contar con las ediciones anuales que realiza la Oficina Nacional de Estadísticas e Información en su Anuario Estadístico, aunque sería adecuado o conveniente que salgan a tiempo prudencial, y que no se obvien algunas estadísticas del mismo año en que se publica.
Finalmente ya está disponible el Capítulo 5 «Cuentas Nacionales» del 2023. Si bien se hace público casi al concluir el 2024, el informe contiene información sumamente valiosa para el análisis económico, como el PIB trimestral del pasado año.
Varios indicadores clarifican el estado real de la economía cubana, que está atravesando una crisis muy profunda, y con soluciones poco visibles si no se realiza una reforma integral. La acumulación de tantas deformaciones estructurales impide conseguir una mejoría de esos datos que retratan la situación en la que se encuentran hoy los cubanos residentes en la Isla.
El indicador global Producto Interno Bruto, muestra que la economía decrece o crece muy poco, lo cual lleva a la disminución de la economía durante estos años, sin particularizar que sectores claves como la agricultura y la industria han decrecido.
En un análisis sectorial del Producto Interno Bruto, a precios de mercado se demuestra fehacientemente cómo desde hace ya varios años las actividades cruciales para la población, como la alimentación, y sectores que impactan directamente sobre el bienestar, como el agua y la electricidad, se mantienen decreciendo cada vez. El gráfico siguiente lo refleja, pero no es nada nuevo que la población está sufriendo esos resultados después de la covid.
Si se clasificaran de mayor a menor el aporte al PIB de las 10 principales áreas por el año 2023, tenemos una serie de distorsiones dada la carencia de alimentos y bienes de servicios personales en la economía, por ejemplo, la educación (siendo en su mayoría pública y gratuita) aporta un valor similar a la industria y mucho más que la agricultura, asimismo, los principales aportes están en el área de los servicios, siendo estos en muchos casos de baja calidad y baja competitividad.
Si se analiza la tendencia en los crecimientos trimestrales del PIB, se puede constatar que generalmente es en el último trimestre donde se debería apretar el paso, pero por mucho esfuerzo que se haga en ese periodo, no se logra revertir la desaceleración de los trimestres anteriores.
Lo primero que salta a la vista, en el gráfico 3, de los crecimientos trimestrales, es que la agricultura y la industria han decrecido en los 4 trimestres del año 2023, sectores de lo que se ha llamado históricamente la economía real. Pero si analizamos la gráfica de los crecimientos sectoriales del PIB en los últimos 5 años, es el mismo comportamiento. Ver gráfico 2.
Lo más preocupante de todo esto es que el 2024 puede resultar más negativo que el año 2023, pues el presente año se ha visto afectado por las necesidades de divisas para la compra de materias primas, y combustibles, cuya insuficiente disponibilidad ha ocasionado cuantiosos apagones a lo largo de toda la geografía nacional, con su lógico impacto en la producción nacional.
Uno de los indic