Fue noticia esta semana la polémica generada a raíz de la «prohibición» del paquete semanal, según alertan algunos medios de prensa.
A partir de lo recogido en la norma, entre el listado de actividades no autorizadas para su ejecución a las micro, pequeñas y medianas empresas privadas, cooperativas no agropecuarias y trabajadores por cuenta propia figuran ahora las «actividades de exhibición cinematográfica (5914) que incluye películas, documentales, series, novelas u otras obras similares; así como su puesta a disposición del público a través de soportes informáticos».
El documento añade entre las prohibiciones la «creación de sellos discográficos, editoras musicales y entidades para la comercialización de discos y otros soportes fonográficos (5920)».
Estas regulaciones no afectarían a quienes ya cuentan con licencia para operar como vendedores de discos, pero deja en claro que no se continuarán emitiendo a partir de ahora.
Asimismo, la especificación de los «soportes informáticos», no estaba en la norma antecesora, la cual solo prohibía «actividades de exhibición de películas cinematográficas y cintas de vídeo» de forma genérica, lo que levantó las alarmas de varios medios no estatales y usuarios en redes sociales.
En el caso del «paquete semanal», siempre operó en las sombras o bajo licencias autorizadas de vendedores de discos, y fue tolerado por el gobierno, siempre y cuando cumplieran con los requerimientos orientados.
Durante su mayor época de auge, fue públicamente conocido como «El Paquete» y no podía tener entre sus ofertas pornografía ni contenido que el gobierno considerase que fuera en contra del sistema político, algo que de cierta forma se mantiene en la actualidad.