Fotos: Del autor y cortesía de Yirian Linares.
El “chiquitín” del complejo educacional, dotado de cimiento seguro, paredes remozadas y pintura fresca, es la casita infantil Meñique, en Báguanos, que no está calzada en “una bota de su padre”, pero sus educadoras hacen todo con buen corazón.
La fiesta inaugural en septiembre último para Yirian Linares, coordinadora de esta casita, fue la mejor manera de premiar la creación del sector educacional en el territorio. El enclave, con capacidad para 40 niños y niñas de 2do. a 5to. años de vida, brinda atención educativa a madres trabajadoras de Cultura y Salud Pública, el Inder, la iglesia cercana, el sector no estatal, así como a estudiantes.
“Nuestra plantilla es de diez integrantes, de ellas ocho docentes (cuatro auxiliares pedagógicas e igual cifra de educadoras). Y nos atiende una enfermera de la escuela especial”, aclara Linares.
Ternura y expresividad
Sentada junto a sus traviesos, Arisleidis González, joven auxiliar pedagógica, expresa que hay algunos niños y niñas que se adaptan más rápido, mientras que otros entran llorando y, tiempo después, dejan de hacerlo.
“Educadoras con muchos años de trayectoria me dan consejos, así voy aprendiendo y consolido lo que me imparten en la carrera de Licenciatura en Preescolar, la cual me ha facilitado herramientas para desempeñarme y relacionarme mejor, y logramos que todos los pequeños se inserten”, remarca la muchacha.
Justa Elena Rodríguez no quiso quedarse jubilada como educadora y, de su hogar hasta la casita, de lunes a viernes, piensa siempre en la decisión correcta que la reubicó en Meñique.
Hace 37 años, cuando terminó sus prácticas laborales en el poblado de Tacajó, echó a andar por la primera infancia, transitando incluso por puestos de dirección: “Los infantes de segundo año de vida cambian rápidamente de risa a llanto, porque son pequeños. Siempre les hablamos con ternura y expresividad para comunicarles alegría, confianza y seguridad.
La modalidad institucional, en Báguanos, esmera atención y cuidados.
“Los ayudamos mucho, pero hay que tratar también de estimular su independencia, por ejemplo, cuando van a comer o almorzar, hay que tenerles a mano una cucharita, para que ellos mismos adquieran habilidades. En función de que consuman sus alimentos, ganando en autonomía. Actuamos con ellos para que se integren al grupo, jueguen y tengan el des