LA HABANA, Cuba.- Quiso el destino, ayudado por los ajustes que la pandemia de la COVID-19 forzó a realizar a los calendarios de competiciones deportivas, que este verano Eurocopa y Copa América compartieran puesta en escena en un mismo periodo. La inusual coincidencia inyectó doble adrenalina a los apasionados por el fútbol, para quienes existen más batallas de las que se libran en las canchas de juego.
Cuando de cada torneo solo resta conocer a su campeón, ni siquiera los casi 6.000 kilómetros que separan a Estados Unidos de Alemania, sedes de la Copa América y la Eurocopa, respectivamente, han podido calmar la rivalidad que el balompié provoca entre los fanáticos de uno y otro lado del Atlántico.
Son dos continentes, dos culturas tan diferentes como arraigadas al más universal de los deportes, dividiendo al planeta fútbol entre la vistosidad de la escuela de la vieja Europa, con sus tácticas más elaboradas y toques precisos, versus la garra ríspida y el dribling mágico del Nuevo Mundo. Un contrapunteo que por carambola engancha a multitudes en la Isla.
Y es que la ausencia de una selección nacional de garantías ha llevado a que los aficionados cubanos terminen amando las de otros países. Tanto tiempo ha sido así que, España, Argentina, Brasil, Italia o Alemania, tienen más simpatizantes criollos que la propia tricolor de casa. De la afinidad han pasado a convertirse en verdaderos fanáticos, heredando las históricas rivalidades de los equipos que siguen.
“No puede existir un Alemania-Brasil o un Argentina-Portugal sin que los seguidores de cada uno miren al otro de reojo. En Cuba no lo vivimos con la misma intensidad, pero te puedo asegurar que en algunos círculos la gente se calienta y del debate se pasa a la bronca”, aseguró a CubaNet José Víctor Marichal Santana, un practicante de la disciplina en La Habana.
En cuanto a la calidad y otras características de los torneos, según Marichal, “en América los partidos son más cerrados y aburridos, los equipos se ocupan más de cuidar el resultado que de buscarlo, se juegan verdaderos catenaccios. Además, las canchas no tienen buena calidad, lo que impide que los jugadores exploten todo su talento. Provocan bostezos”.
Asimismo, destacó que “la asistencia de público tampoco es alta” en la Copa América. “En algunos parti