El 24 de junio de 2024, el Ministerio de Salud Pública de Cuba (Minsap) informó, a través de un comunicado de prensa, que el virus de Oropouche (OROV) había alcanzado nueve de las 15 provincias del país y 23 municipios.
La noticia llega menos de un mes después de que la Fundación iO —organización científica dedicada al estudio y control de las enfermedades infecciosas— identificara en Italia un caso de OROV proveniente de la isla. Una mujer de 26 años que había realizado un viaje a Ciego de Ávila. Al regreso de la visita a Cuba, la paciente comenzó a presentar síntomas. Una prueba PCR de criterio de valoración específica para el virus confirmó el diagnóstico.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cuadro clínico de Oropouche es similar al del dengue y suele comenzar entre cuatro y ocho días después de la picadura del mosquito, jején o garrapata. El inicio es repentino y viene acompañado de fiebre, dolor de cabeza, rigidez de las articulaciones, escalofríos y, a veces, náuseas y vómitos. Los síntomas pueden durar hasta siete días. No obstante, para algunos pacientes la convalecencia suele tardar semanas.
El organismo de Naciones Unidas también alertó que no existe un tratamiento antiviral ni una vacuna específicos para combatir la enfermedad.
El Minsap notificó el primer brote en Cuba el 27 de mayo de 2024 en su sitio web. Se detectó en Songo La Maya y en Santiago de Cuba, municipios de la provincia homónima, después de un seguimiento de «síndromes febriles inespecíficos». Las autoridades sanitarias hablaron sobre el desarrollo de acciones entomo-epidemiológicas para cortar la cadena de transmisión y lograr «el control de la enfermedad en el menor tiempo posible».
Se descartaron casos graves, críticos o fallecidos. Pero no se reveló cómo la enfermedad llegó al país.
Durante un segmento en el Noticiero Nacional de Televisión, el 27 de mayo de 2024, Francisco Durán García —director nacional de Epidemiología del Minsap— confirmó la llegada del virus al área de Salud de Santiago y reveló la existencia de brotes en los municipios Abreu, Rodas, Aguada y Cumanayagua, en Cienfuegos. Aunque tampoco se reportaron pacientes en estado grave ni muertes por Oropouche, el especialista alertó que «no por ello, se le [podía] restar importancia».
Cuatro días antes del anuncio del Gobierno, Diario de Cuba publicó un texto en el que hablaba sobre «brotes infecciosos, algunos con causa aun sin identificar» en Santiago de Cuba. El artículo partía de varias denuncias ciudadanas y mencionaba un total de ocho personas hospitalizadas.
«Aunque oficialmente no se ha decretado la alarma sanitaria, el problema es real, preocupante y se le alertó con tiempo suficiente al Gobierno», dijo a Diario de Cuba una doctora de la Dirección Provincial de Salud, quien también habló sobre la necesidad urgente de higienización de las viviendas para contrarrestar la infección. En aquel entonces, las sospechas recaían sobre el agua turbia que consume la población.
¿Qué es la enfermedad del virus de Oropouche?
La OMS describe el virus de Oropouche de infección arboviral; es decir, se transmite a humanos a través de la picadura de artrópodos (mosquitos, jejenes y garrapatas). El principal vector ha sido el mosquito Culicoides paraensis. Aunque la enfermedad también puede proliferar a través del Culex quinquefasciatus; mosquito con alta presencia en Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Panamá, Perú y Trinidad y Tobago. Las autoridades sanitarias cubanas identificaron que el Culex quinquefasciatus era el responsable de la cadena de contagios en la isla.
El nombre de la enfermedad deriva de la localidad Vegas de Oropouche, en Trinidad y Tobago, donde el agente patógeno fue detectado por primera vez en 1955. En lo que va de año se han contabilizado casos en Bolivia, Brasil, Colombia y Perú.
No existe evidencia de transmisión OROV de persona a persona. Así lo indicó a Infobae Alfonso Rodríguez-Morales, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero. El aumento de los casos en la región puede deberse a varios factores. A saber: la deforestación por la expansión de la frontera agrícola; el aumento de la urbanización; y el cambio climático, que influye directamente en las precipitaciones y las temperaturas.
«Como en las enfermedades transmitidas por artrópodos, hay riesgo de transmisión mientras el vector esté presente en una zona. Si hay circulación del virus en los