SANTA CLARA, Cuba. – Natural de Caibarién, en aquel entonces provincia de Las Villas, nació el 17 de junio de 1880 el trovador cubano que mayor número de canciones escribiría con nombres de mujer. Manuel Corona Raimundo, uno de los más prolíficos compositores cubanos fue el autor de temas icónicos como Santa Cecilia y Mercedes; y de otros quizá menos populares como Graciella, La Alfonsa, Aurora y Adriana. Sin embargo, Longina, que fue compuesto por encargo, ha trascendido como el más popular.
Como solía ocurrir con los músicos de la época nacidos en el interior del país, Corona también decidió probar suerte en la escena capitalina, hacia donde migró siendo aún adolescente. Junto con él descollaron figuras como Sindo Garay, Rosendo Ruiz, Alberto Villalón y María Teresa Vera. Mientras se ganaba la vida como tabaquero supervisor de una factoría asistía a las reuniones y tertulias a las que concurrían habitualmente bardos y poetas para mostrar sus últimas creaciones.
Corona fue polémico por las llamadas contestaciones entre trovadores. De hecho, el investigador Lino Betancourt refiere que era una especie de adicto a escribir temas como réplica a otros. Poco antes de fallecer, el propio Sindo Garay contó que se trataba de “una forma muy original de establecer una cordial disputa” y que el villareño “era uno de los que estaban siempre dispuestos a contestar cuando alguno de nosotros lanzaba algo a la calle”. En una de las canciones de Corona como contesta a Garay prácticamente le sugiere que vuelva al Oriente y que no criticara a La Habana que le había dado la condición de “bardo sublime”.
Entre las más de 100 composiciones de Corona, el tema Longina siempre ha estado rodeado de misticismos poéticos, y hay quienes hasta han llegado a asegurar que el trovador pretendía a la mujer, de lo cual no existe referencia alguna.
En 1918 se hallaba el caibarienense en el cuarto de solar de María Teresa Vera de la calle San Lázaro, al que llamaban “La Maravilla” y donde todos ellos acostumbraban