—¿Es la oficina del Comité Organizador de la Primera Bienal Internacional de Humor Político La Habana 2024?
—La misma. ¿En qué podemos servirle?
—De servirme, esa oficina no me sirve para nada. Suelo trabajar en casa.
—Muy gracioso.
—Empezamos bien si me define como tal. Hago humor político desde hace más de treinta años y me interesa participar en el evento.
—¿A qué manifestación pertenece?
—Las manifestaciones no son lo mío. Prefiero expresarme desde el humorismo.
—Hace bien. No es sano dedicarse a ambos. Suelen traer fatales consecuencias.
—Exacto. Se les teme por igual. Tanto, que llega a dudarse cuál de los dos molesta más.
—Al grano: ¿qué le llama la atención del evento?
—Que en la información de La Jiribilla se apunta que «El humor político ha sido un recurso, una herramienta para criticar desde la ironía, la sátira y el sarcasmo como no se puede en otros espacios, logrando una empatía inigualable con los públicos». ¡Qué clase de apertura! Comienzan aceptando que la ironía, la sátira y el sarcasmo no son bienvenidos en «otros espacios» que se supone estén al servicio de esos públicos.
—¿Qué le hace pensar que las «graciosidades» que practica usted sí tendrán luz verde entre el 14 y el 28 de junio?
—El susodicho escrito recalca que la Primera Bienal Internacional de Humor Político se realiza «para compartir visiones, ideologías y fuerzas». Los