Este producto periodístico forma parte de la cobertura especial Nuevos actores económicos y desarrollo local en Cuba (2023-2025). #DesarrolloLocalParaCrecer |
La Habana, 7 jun.- ¿Cómo hacer rentable un estudio audiovisual pequeño, en un contexto marcado por la ausencia de mercados de distribución, la devaluación del peso cubano y los frenos existentes? ¿Cómo producir la próxima película? Esos son los desafíos del cine independiente en Cuba.
Realizadores y técnicos pudieron alcanzar un estatus legal y obtener licencias de rodaje, poseer cuentas bancarias, aplicar a fondos de financiamientos del exterior y más con la entrada en vigor en 2019 del Decreto-Ley 373, “del Creador Audiovisual y Cinematográfico independiente”. Algunas alertas se refieren a personas sin la posibilidad de acceder a dispositivos adecuados para efectuar pagos u otros servicios electrónicos, debido a sus ínfimos ingresos. Los precios de los equipos terminales por lo general sobrepasan los 150 dólares.
El cine independiente cubano es fruto de largas luchas, discusiones y polémicas en torno a la política cultural del país y la libertad creativa de los realizadores. La Redacción IPS Cuba, preparó un compendio de materiales periodísticos que tributan a la reflexión sobre el tema. |
Los nuevos Colectivos de Creación Audiovisual deben, por cuestiones estrictamente económicas, seguir la lógica de “una de cal y otra de arena” para concretar su cine soñado. GatoRosafilms e i4films, ambos fundados en 2019, son un claro ejemplo de ello.
“El gran reto es cómo, con los poquitos recursos y las pocas películas que logramos realizar, hacer que sea rentable GatoRosafilms y que podamos vivir de ello”, plantea la coordinadora Rosa María Rodríguez.
Y agrega que, además de producir sus propias obras de cine independiente, su equipo brinda ese servicio a terceros e imparte talleres y clases en escuelas internacionales.
Compuesto por 10 personas, de ellas, siete mujeres, i4films tiene dos vertientes de trabajo bastante claras: la generación de proyectos propios y servicios de producción por encargos, que pueden incluir videoclips, audiovisuales promocionales de una marca, entre otros.
“Somos una productora con acento en los proyectos y la gente que trabaja con nosotros. No tenemos una inversión en equipamiento”, explica el realizador Inti Herrera, uno de los coordinadores del colectivo.
El otro coordinador, Reymel Delgado, opina que lo ideal es “crear sinergias entre grupos que se dediquen al mismo negocio. Así se genera industria a nivel local”.
Coproducir, una cuestión de supervivencia
El ecosistema del cine independiente cubano funciona sobre la base de alianzas. Poner en los créditos o negociar algún grado de participación sobre las ventas de la película es una forma usual de solventar gastos de equipamiento, de estudios u otros. dólares.
Por tanto, se desaprovechan iniciativas. A ello se suma el acelerado envejecimiento demográfico y 22,3 % de la población de la isla con 60 años y más, grupo en el cual no pocas personas encuentran barreras y se resisten al uso de las tecnologías informáticas.
“Muchas veces no alcanzas a cubrir con dinero el valor de las cosas, pero entonces puede ser con aportación”, explica Inti.
Al respecto Rosa María abunda: “Entendemos la necesidad de coproducción y que debemos trabajar más para que las películas no se queden en Cuba”.
La act