“Si no vienes a dar/ el corazón y la vida/ no te molestes en entrar…
Jesús Orta Ruiz
Veinticinco años atrás pudo optar por otra carrera. Quizás alguna de menos rigor, que no entrañara el perenne sacrificio, pero ya estaba casi entrenada en esas lides al lado de mamá, oficial del Ministerio del Interior, a quien acompañó en varias jornadas de trabajo durmiendo en los cojines del sofá de la oficina, mientras ella cumplía con su deber.
Su infancia tuvo esas peculiaridades, similar a las de otros tantos que crecen entre uniformes verdes con barras y estrellas en los hombros, lo que implica ese y otros sacrificios, como el de pasar su día de cumpleaños número 15 en la escuela donde estaba becada, porque mamá tenía misiones impostergables que cumplir en la capital del país y no pudo llegar a tiempo.
Pero Tania Yaima Mercader Ricardo no miró de “qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber”, y bajo esos principios se forjó su personalidad y vocación, al punto de seguir los pasos de su progenitora, de la que vive orgullosa, porque asegura que, pese a no haber contado muchas veces con su presencia en momentos importantes de su vida, no les faltó el amor ni a ella ni a su hermano, ni la atención en las circunstancias precisas.
“Culminé los estudios preuniversitarios y luego de un curso básico de los que oferta el Ministerio del Interior y a través de los procesos de captación y selección, me incorporé en la unidad de Inmigración y extranjería en el aeropuerto internacional Frank País”, explica.
“Con 18 años de edad inicié en un cargo de menor envergadura, por supuesto, no tenía ninguna experiencia. Paulatinamente fui asumiendo responsabilidades. Transité desde inspector de despacho (los que chequean los documentos de viaje), jefa de grupo hasta llegar a jefa de unidad”, comenta.
Veintidós años de trabajo dedicados a la unidad de Inmigración…
La mayor parte del servicio en el Minint, donde alcancé la madurez personal y todos los éxitos y logros profesionales. Encontré un colectivo de trabajadores muy bueno, compañeros valiosos y sacrificados, disciplinados y comprometidos. Aportaron muchísimo en mi formación durante esos años. Fortalecí mi preparación política e ideológica, lo que contribuyó con mi manera de pensar, la forma de ver las cosas y enfrentar a la vida, no solamente en el trabajo,también en el entorno del hogar, el comunitario y las relaciones interpersonales. Todo eso me lo dio el Minint desde estas filas, además de permitirme hacer una carrera universitaria, la Licenciatura en Psicología.
Desde pequeña conoció de los rigores del tr