Fue noticia esta semana la inesperada caída del valor de las divisas en el mercado informal cubano, que comenzó el 17 de mayo y se acentuó en los últimos días.
Los expertos han barajado varias teorías.
Según Pavel Vidal en El Toque, el restablecimiento de los servicios de Western Union y la cercanía a «un valor cerrado», en este caso los 400 pesos cubanos por un dólar estadounidense, influyeron en la caída. Es lo que los especialistas llaman «sentimiento de mercado» y se trata de un efecto psicológico influyente.
Según Vidal, «un número creciente de personas ha empezado a considerar que el precio de las divisas estaba excesivamente alto y optó por vender antes de una posible caída».
Hasta el momento, la tendencia del peso cubano había sido la depreciación. Llegó tan lejos como el 40% en los últimos meses. La baja del peso ha sido coherente con el déficit fiscal, la disminución de las producciones nacionales y la emisión desmedida de moneda nacional.
Por su parte, el economista Julio Carranza en su perfil de Facebook afirmó que «en este proceso siempre inciden una gran diversidad de factores, unos objetivos (los principales) y también psicológicos». «Obvio que la tasa de “el toque” tiene un componente especulativo, pero no es eso lo que define esencialmente su nivel», añade.
Carranza explica que «el Estado ni controla ni regula el mercado cambiario porque no participa en él». Agrega que «hay que tener en cuenta que se trata de un proceso de oferta y demanda y en ese sector esta no es infinita, quiere decir tiene un techo y como muchos suponíamos ya estaba llegando a precios más allá de los que el mercado puede aguantar en estos momentos».
Recientemente, el análisis de la tasa que publica diariamente El Toque fue señalado por los medios oficiales como «una acción para afectar la economía de Cuba» que «ha repercutido en el aumento de los precios». Según esta hipótesis, se trata de «un aumento artificial del dólar estadounidense» con el objetivo de «generar un estallido social».
El Toque lo ha negado. En un artículo de Pável Vidal, se asegura que la metodología usada por la revista «contiene varios filtros de seguridad para evitar manipulaciones» y que no hay evidencias de que los patrones del mercado informal hayan cambiado desde que el público empezó a informarse sobre la tasa gracias al servicio ofrecido por la publicación.
Esto significa que, más allá de cualquier atribución de responsabilidades, el mercado cambiario está sujeto a circunstancias que escapan a un análisis simple y que es ocioso buscar un único motivo para su inestabilidad ocasional.
Opinamos que es muy improbable que el restablecimiento de los servicios de Western Union haya tenido un impacto en esta caída del dólar. La empresa no está haciendo pagos en papel moneda, que es específicamente la mercancía sujeta a análisis.
No consta siquiera que después de su regreso, Western Union haya hecho un número notable de operaciones. El mercado informal ya ha encontrado muchos caminos para negociar con divisas, incluso exportarlas o importarlas, por vías irregulares.
Con respecto a los señalamientos que se hacen a El Toque, no hay duda de que sus análisis del comportamiento de ese mercado informal de divisas tienen hoy una influencia mucho mayor que en el momento de estrenar el servicio.
Actualmente la tasa de El Toque tiene rango de autoridad, por lo que es utilizada como referencia para quienes realizan operaciones de compra-venta de divisas. Su cálculo a partir de anuncios la hace sensible a una posibilidad de especulación. No obstante, ninguno de los juicios presentados en los medios estatales ha conseguido probar que manipulen los datos, o que estos estén divorciados de lo que ocurre en la calle.
En algo coinciden la mayoría de los economistas: el problema principal es la ausencia de un mercado cambiario regularizado y ordenado, lo cual debe solucionar el Estado. Mientras esto no ocurra, los actores económicos no estatales seguirán dependiendo del mercado informal para cerrar su ciclo.
Por ahora la bajada del dólar no se ha reflejado en una bajada de