Adolescentes, sentados por más de dos horas, sin sus celulares y sin poder apenas hablar entre ellos. Ese era el desafiante público de la grabación del nuevo episodio de Aprendemos juntos, al que Alexis Díaz-Pimienta les arrancó madrileños “qué-guays”, un estruendo de aplausos e incluso muy animada participación.
Alexis explicó por qué todos somos improvisadores y cómo el idioma es el primer juego que conocemos —lo dice quien con solo 5 años, después de haber escuchado mucho a su padre, recitó sus primeras rimas. Habló de los efectos psíquicos e incluso físicos del placer que produce la música de las palabras; mientras salía airoso, una y otra vez, de los laberintos de la lengua, o lograba llegar ileso al otro extremo de una cuerda floja tendida por él desde una primera palabra, en tiempo real, frente a los ojos de todos.
Aprendemos juntos, proyecto del banco español BBVA, se presenta como “el altavoz de las mentes más brillantes”, con admiración hacia quienes “se dedican a la enseñanza y encienden la llama del descubrimiento”. En la invitación, los organizadores describieron al cubano como sigue: “Considerado el mejor repentista del mundo, la mayor autoridad actual en la poesía improvisada, Díaz ha escrito más de 50 títulos (ensayo, novela, cuento, poesía, y literatura infantil y juvenil) y ha recorrido los teatros de más de treinta países de los cinco continentes compartiendo escenarios con artistas como Silvio Rodríguez, Joaquín Sabina, Omara Portuondo y Compay Segundo, entre muchos otros”.
“Muchos otros” incluye colaboraciones con Jorge Drexler, Juanes (en Vida cotidiana, disco que ganó un Grammy Latino), Julieta Venegas, Natalia Lafourcade… Pero Alexis no solo ha tenido alumnos y colaboradores famosos: gracias a sus buenos oficios de educador, la llama de la décima se ha encendido en miles de personas a través del Método Pimienta o de la inspiración que representa él mismo en escena.
Desde 2016 OnCuba tiene la suerte de contarlo entre sus columnistas —en décimas, no podía ser de otro modo. Aprovechando la cercanía, le pedimos que nos contara sobre el curso Reguetón Inteligente de su academia en línea y, por supuesto, sobre la participación en Aprendemos juntos, un empeño reconocido por Naciones Unidas y que, sumadas distintas plataformas digitales, acumula varios millones de visualizaciones desde su surgimiento.
Aprendemos juntos busca fomentar la educación y las alternativas para una vida de calidad, ¿cómo se conecta ese propósito con la improvisación?
La improvisación poética en cualquier forma estrófica y cualquier estilo, sea cantada o hablada, está indisolublemente ligada a los procesos de aprendizaje y al crecimiento cognitivo.
Todo ejercicio de improvisación genera un crecimiento lingüístico, memorial y expresivo, por lo tanto, aprender a improvisar y practicar el repentismo en cualquier forma es beneficioso, en todos los sentidos.
Llevo muchos años dedicado a la enseñanza de la improvisación poética, en Cuba, en España y en muchos otros países. He podido, incluso, llevar mi metodología para la enseñanza de la improvisación a otras lenguas, como el catalán, el mallorquín, el portugués o el italiano. En todos los casos, niños y adultos adquieren habilidades comunicativas y potencian su creatividad a través del lenguaje. Cuando participé en el XVI Congreso de la Real Academia de la Lengua, que tuvo lugar en Puerto Rico, mi ponencia se titulaba “La improvisación poética como herramienta pedagógica”.
Creo que nuestras escuelas desaprovechan mucho las posibilidades de la improvisación de versos, en todos los niveles. Por suerte, siempre hay espacios alternativos y yo mismo he creado muchos para demostrarlo: una cátedra en la Universidad de las Artes de La Habana, un proyecto nacional de escuelas de repentismo, en Cuba, una escuela experimental en la Alpujarra de Granada, y una academia en línea especializada en improvisación y artes orales: mi Academia Oralitura. Y desde estos espacios he formado a miles de personas para que apliquen las técnicas de la improvisación en cualquier arte: la literatura escrita, la canción, el teatro, el periodismo, y hasta el cine.
Tengo alumnos que han desarrollado su carrera profesional en disciplinas diferentes al repentismo, pero aplicando técnicas que aprendieron conmigo: alumnos que son cantautores, raperos, escritores, editores, actores de teatro, cineastas, o educadores, y que aplican juegos y ejercicios del Método Pimienta para sus creaciones y crecimiento personal.
Esto entronca directamente con los objetivos del programa “Aprendemos juntos”. Y, por supuesto, todas estas personas que improvisan y enseñan o aprenden a improvisar y mejoran su calidad de vida como hablantes, como comunicadores, como creativos. Calidad de vida + educación + improvisación es una suma que tiende al infinito.
¿En qué consiste el Método Pimienta y cómo puede influir en quienes se acerquen a él?
El Método Pimienta es 100 % lúdico. Siguiendo las enseñanzas de Rodari y de Huizinga he convertido todos los acápites de mi libro Teoría de la improvisación poética, un ensayo que sondea los mecanismos internos que usamos los improvisadores, en juegos para que, de una manera distendida y eficaz, los estudiantes potencien sus posibilidades creativas con el lenguaje.
El Método Pimienta ha dado unos resultados increíbles en todas las escuelas y talleres que he puesto en marcha, tanto en Cuba como en España. Y actualmente es el método que se utiliza en casi todas las escuelas de improvisación poética que se han abierto en Iberoamérica: en Chile, Puerto Rico, México, Argentina, incluso en Brasil, en lengua portuguesa.
Jugando con el lenguaje, con la rima, la sinonimia, la métrica, la prosodia, los versos, las estrofas, y las técnicas propias de cada una de las manifestaciones de la improvisación, creamos mundos nuevos. Jugamos a ser poetas y terminamos siéndolo.