MATANZAS, Cuba. – La Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) en Cuba, unida al Instituto Nacional de la Vivienda y el Ministerio del Interior (MININT), legalizó el arrendamiento de casas y habitaciones a extranjeros en agosto de 1997, una actividad hasta entonces en las márgenes de la ley.
En 2018, el Gobierno cubano modificó el artículo 74 de la Ley General de Vivienda, con el fin de autorizar el arrendamiento de viviendas o habitaciones, y establecer un precio “libremente” concertado con una autorización previa de la Dirección Municipal de Trabajo.
Pese a las aperturas legales, el alquiler de casas y cuartos al turismo nacional y extranjero no representa lo mismo que antes de la pandemia de COVID-19 para quienes se dedican a ello. Este reportaje presenta declaraciones de arrendadores cuyos nombres no son revelados para proteger su identidad y evitar algún tipo de medida o sanción hacia su negocio.
COVID-19, un antes y un después para las rentas
“Desde 2006 dedicamos una parte de nuestra casa a la renta para turismo nacional. En octubre de 2008 nos dieron la posibilidad de rentar para turismo internacional y las opiniones de los clientes han sido positivas. Ganamos el premio de su excelencia de TripAdvisor. Nuestro hostal se encuentra en todas las agencias de viajes y páginas”, declara la dueña de una casa de renta en Boca de Camarioca, Matanzas.
“En marzo del 2020, la llegada de la COVID-19 nos llevó a cerrar la renta que tenía una entrada de casi un 95%. Desde su reinicio hasta la fecha se mantiene un turismo muy flojo. Nos vimos en la necesidad de bajar los precios y en estos momentos es muy difícil subirlos. Anhelamos que un día podamos recuperar los ingresos”, agregó la entrevistada.
Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), en 2019, un año antes de que iniciara la pandemia, Cuba reportó un total de 2 millones 561.719 visitantes extranjeros hasta junio. Para esa misma fecha, en 203 habían ingresado a la Isla 1 millón 298.539 turistas de otra nacionalidad diferente a la cubana.
“Rento desde el 2012. El ingreso de turistas antes de la COVID-19 era bueno en la temporada alta; en la baja siempre estuvo malo. Después de la pandemia disminuyó drásticamente el turismo en ambas etapas. Los precios de la renta fueron de menor escala, según la economía del momento”, señala la propiet