Así se muestra hoy la presa Zaza. Foto: Oscar Alfonso Sosa.
La sentencia del veterano pescador Armando García Pérez, no lleva punto y aparte. “A mano cogeremos los peces que van quedando en los arroyuelos y algún charco de la agonizante presa Zaza”.
Y es que en estos momentos, el mayor acuatorio del país, con una capacidad de llenado de 1 020 millones de metros cúbicos de agua, apenas almacena el 13 % de ese volumen.
Un deprimido período de lluvia que se extiende y las altas temperaturas que mayorearon el 2023, el año más caliente desde que se llevan registros según reportes de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) tiene en alerta a los especialistas de Recursos Hidráulicos y de la Unidad de Medio Ambiente del territorio, por las consecuencias aparejadas al descenso acelerado de los niveles de agua de la Zaza.
Esta obra de ingeniería, que nació en 1975, es una garantía para el desarrollo agropecuario, con la producción arrocera de la Empresa Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro entre las prioridades, además del aporte a otros territorios del centro el país para producir alimentos y el abastecimiento para otros fines.
Solo la actual situación del embalse