la carolina, yateras, Guantánamo.–«Caminar por las áreas verdes aquí no se le permite a nadie», aclara Rosilienis Montiel Ortega, después de impedir que alguien transgrediera esa regla. Su mirada recorre las carrileras de plantas hortícolas desplegadas entre dos dormitorios de la Escuela Secundaria Básica en el Campo José Maceo Grajales, de este municipio.
«Lo que hicimos con las manos no lo podemos desbaratar con los pies», dice Rosilienis, directora de la institución y gestora de un esfuerzo colectivo que la tierra ferralítica de La Carolina retribuye con una dieta escolar mejor balanceada, y con posibilidades más amplias para fomentar hábitos de nutrición adecuados.
Desde que se asoma a la entrada, el recién llegado percibe ese panorama. Tanto en el perímetro que circunda a la escuela como en los que fueron espacios vacíos entre los distintos inmuebles, ahora hay variedad de cultivos que refuerzan la alimentación de estudiantes y trabajadores.
Plantaciones de orégano, col, ajíes, ajo porro, cebolla, comino, llenan decenas de canteros colocados en sucesión en una de las áreas; del otro lado asoma desnudo el terreno rojizo, listo para nuevos plantíos. Habichuela, quimbombó, calabaza y algunas plantas medicinales poblarán cuadrantes acondicionados para esa finalidad. Muchas otras locaciones del centro replican tan halagüeño paisaje.
«PAN PARA MAYO» Y LOS DEMÁS MESES
«La siembra es escalonada –subraya la administradora Olga Ramírez Suárez–; eso nos garantiza productos a lo largo de todo el año; venga a ver», invita,