La Habana, 3 may.- La agroindustria azucarera en Cuba sigue sin visos de recuperación, con la persistente escasez de azúcar como uno de los síntomas evidentes y a la espera de concretar planes para modernizar los ingenios, aumentar producciones y elevar los aportes de energía renovable.
“Los privados tienen azúcar importada, pero muy cara. La de la bodega (establecimiento estatal) es poca y viene con atrasos. Trato de guardarla para el café, la leche y algún que otro jugo. Se ha vuelto muy difícil hacer dulces en casa”, comentó a IPS la jubilada Nidia Ferrera, una residente en La Habana que trabajó en el sector bancario.
La producción azucarera fue el pilar de la economía de este país caribeño durante el siglo XIX y casi la totalidad del XX.
El descenso productivo impide cubrir la demanda interna de sacarosa, mientras se ha complicado la importación ante la escasez de divisas, debido a la agudizada crisis económica.
Para distribuir a la población, satisfacer la demanda del turismo y la producción de medicamentos y manufacturas, la isla ha debido importar azúcar de Brasil, Colombia y Francia.
El azúcar es uno de los productos de la cartilla de racionamiento, a razón de cuatro libras (1,8 kilogramos) mensuales por persona. Desde 2023 se registran atrasos en la distribución y no se vende de manera liberada en mercados estatales o tiendas en divisas.
Negocios privados ofertan el kilogramo de azúcar refino importado entre 700 y 800 pesos, poco más de dos dólares según la cotización informal de la divisa estadounidense.
“Quien diría que llegaríamos a esta situación; un país gran productor de azúcar y ahora no puede autoabastecerse”: Ramón Escobar.
Algunas personas recurren al trueque o al mercado negro donde un kilogramo de azúcar crudo oscila los 1,5 dólares.
Una pensión mínima en la isla equivale a unos cuatro dólares y el salario medio a poco más de 12 dólares, tomado como referencia el cambio en el mercado informal de divisas.
“Quien diría que llegaríamos a esta situación; un país gran productor de azúcar y ahora no puede autoabastecerse”, señaló a IPS Ramón Escobar, ingeniero agrónomo, jubilado y extrabajador del desmantelado ingenio Camilo Cienfuegos, en la localidad de Hershey, de la occidental provincia de Mayabeque.
A juicio de Escobar, desmantelar una mayoría de los centrales “fue el tiro de gracia a una industria que es parte de nuestra cultura e identidad. Se perdieron profesionales, fuerza de trabajo, saberes y recuperarse será muy difícil”.
Factores adversos
Con la desaparición de la Unión Soviética, a inicios de la década de los 90, Cuba perdió su principal mercado para el azúcar y el suministrador del combustible para un sector que incorporó un elevado porcentaje de mecanización.
A partir de 2002 inició la llamada Tarea Álvaro Reynoso -un notable científico cubano del siglo XIX, estudioso de la caña de azúcar- dirigida a un redimensionamiento y reestructuración del sector azucarero, debido a los bajos precios del edulcorante en el mercado internacional.