Como nunca se había visto en la política exterior argentina, el Gobierno completó su alineamiento total con el eje Estados Unidos/Israel, invitando al embajador israelí a la reunión de gabinete del domingo 14 de abril por la noche, convocada como “comité de crisis”, para planificar las acciones ante el bombardeo iraní en respuesta al ataque a su Embajada en Damasco. La escena permite visualizar el atropellado modo en que el Gobierno de La libertad avanza recorre sus primeros meses en el poder, flanqueado por la marcha más importante contra un Gobierno en los últimos 10 años, en defensa de la universidad pública.
Los 13 870 kilómetros que separan Buenos Aires de Teherán no alcanzaron para disuadir al presidente Milei de involucrarse no sólo condenando oficialmente el ataque de Irán a Israel sino, además, desplegando declaraciones personales a diferentes líderes, como si Argentina estuviese siendo atacada. Tal fue el caso de Netanyahu, a quien Milei le declaró su “solidaridad y compromiso inclaudicable con Israel”.
El sábado 13 por la tarde, luego de reunirse en Texas con Elon Musk, Milei suspendió su gira y declinó la visita a Dinamarca donde iba a probar los caza F-16 que Argentina está comprándole a ese país. Luego de que se informaran “cuestiones de agenda”, trascendió que Javier Milei, junto a su hermana y Secretaria General de Presidencia, regresaban por razones de seguridad en el marco del ataque de Irán a Israel.
Especialistas en defensa critican la decisión destacando la obsolescencia de los F-16 (fabricados por EE. UU. hace cuarenta años) por un monto total 650 millones de dólares, y el hecho de que el Reino Unido mantiene un embargo sobre Argentina de compra de material bélico desde la guerra por las Islas Malvinas, dificultando o imposibilitando la adquisición de partes de reemplazo fabricados por ellos para este avión. El alineamiento de Milei con EE. UU. se sustenta en razones que solo él parece conocer, pues Argentina tenía prácticamente cerrada una propuesta de compra de JF-35 nuevos fabricados por China.
Expertos en relaciones exteriores y política exterior consideraron las declaraciones de Milei ante el conflicto Israel-Irán como desmesuradas, exageradas e intransigentes, sobre todo por la dificultad de comprender el interés por levantar tanto el perfil en un tema de importancia tangencial, que no reviste un sentido estratégico para Argentina. En ese sentido, el posicionamiento de Milei desmarca profundamente a Argentina de los países de la región, con quienes sostiene la mayor parte de sus intercambios comerciales.
Los gestos fueron claros: al regresar al país, el presidente argentino invitó al embajador de Israel en Buenos Aires, Eyal Sela, a la reunión de Gabinete Nacional. Posteriormente, el vocero presidencial, Manuel Adorni, y Sela ofrecieron una conferencia de prensa en la que Adorni explicó que no hay ninguna “información concreta sobre algo en Argentina y es importante decirlo” (sic), en alusión a posibles ataques terroristas en el país. Posteriormente, Argentina elevó el nivel de alerta a “alto” en la triple frontera con Brasil y Paraguay y “moderado” en el resto del país.
Días atrás se produjo otro episodio de alineamiento explícito: la generala Laura Richardson, al frente del Comando Sur de