La curiosidad académica por la década de los sesenta del siglo XX no decae; me atrevería a decir que aumenta. Así se pudo comprobar en un evento realizado entre el 22 y el 24 de marzo en París, organizado por la Universidad de Poitiers, donde una veintena de especialistas provenientes de diez países sesionaron durante tres días para examinar las relaciones y turbulencias de estos años, teniendo como tema central a Cuba y sus interacciones con las izquierdas y los gobiernos europeos.
Esa curiosidad parece acrecentarse cuando se analiza 1968, considerado por diversos investigadores como el más difícil de la década para la Revolución cubana; también para Europa, con sus violentas y multitudinarias revueltas y acontecimientos de ese año bisagra, de los que no escaparon otros países latinoamericanos como México.
El Congreso Cultural de La Habana (CCH), uno de los hechos clave del decenio, suscitó también el debate en este evento, en el que se advirtió un incremento de las investigaciones, ya fueran directamente sobre el Congreso o análisis más abarcadores.
Ese interés de la academia por el CCH ha marcado también las discusiones de encuentros como el que se llevó a cabo en La Habana, en 2018, cuando la Universidad de Nanterre y varias instituciones cubanas se reunieron para debatir acerca de acontecimientos internacionales ocurridos en 1968, en ocasión de cumplirse los cincuenta años de aquellas turbulencias políticas
Esta vez fue el campus Condorcet, al sur de París, la sede del coloquio que abordó intensamente los siguientes temas: Cuba y los socialismos europeos; la historia cubana vista como una historia transnacional; la presencia de Charles Bettelheim como observador y crítico de la economía cubana de los sesenta (y hasta los noventa); Ernesto Guevara y su papel en las relaciones cubano-yugoslavas dentro del conglomerado del Tercer Mundo; los conflictos de Estados Unidos y Cuba y su afectación a la política exterior de Polonia en los sesentas; la izquierda italiana ante la Conferencia Tricontinental, la Conferencia de la OLAS y el CCH; relaciones teatrales entre Francia y Cuba: los ecos de Louis Jouvet en la escena teatral de La Habana. También fueron analizadas las estrechas relaciones culturales entre la RDA y Cuba, entre el Reino Unido y Cuba, así como las dificultades de nuestro país para desarrollar las relaciones diplomáticas simultáneamente con los dos estados alemanes. Los estudiosos hicieron un pase de revista a la evolución de las relaciones diplomáticas entre La Habana, París y Londres en los sesentas, así como un riguroso barrido de los viajes de europeos a Cuba en el decenio, intenso itinerario de turismo político denominado como “la ofensiva de la sonrisa”.
No menos importante, aunque fuera de la década sesentiana, resultaron los análisis acerca de la relación entre los trotskistas españoles y franceses con la revolución de 1933 en Cuba, la relación entre la isla y el separatismo catalán entre 1898 y