HARRISONBURG, Estados Unidos. – Este 25 de abril se cumplen 120 años del nacimiento de Herminio García Wilson, popularmente conocido como “El Diablo Wilson”, creador de las primeras notas de La guantanamera, la canción cubana más famosa de todos los tiempos.
Joseíto Fernández ofreció versiones contradictorias al mencionar la forma en que ―según él― compuso la canción y sobre la fecha en que la inscribió. Hay quienes afirman que la canción jamás fue inscrita antes de 1959, sino mucho tiempo después por presiones políticas de las autoridades cubanas, debido a los altos dividendos económicos que su difusión estaba rindiendo y que todavía permanecen congelados en un banco estadounidense.
La demanda de El Diablo Wilson y la “misteriosa” desaparición de importantes documentos relacionados con el caso
En febrero de 1993, siendo abogado del Bufete Colectivo de Guantánamo, recibí la visita de Santiago Moreau Jardines ―músico e investigador guantanamero―, quien solicitó mis servicios para establecer una demanda a nombre de El Diablo Wilson contra los herederos de Joseíto Fernández, por la autoría de la famosa canción.
Recuerdo que por esa época estaba viendo por televisión un desfile del Primero de Mayo en Guantánamo y al desfilar el Sindicato de Trabajadores de la Cultura, el narrador oficial dijo desde la tribuna: “Y desde aquí veo a El Diablo Wilson, el verdadero creador de la Guajira Guantanamera”.
Obviamente, un caso como ese necesitaba mucha preparación. Únicamente lo habría asumido si la dirección del Bufete Colectivo de Guantánamo me liberaba de la atención de todos los procesos que tenía en trámites. Jardines puso en mis manos un abultado expediente de documentos, entre los que estaban cartas de El Diablo Wilson a Armando Hart, cuando este era ministro de Cultura, y testimonios de varios músicos guantanameros.
Pero no pude hacerme cargo del proceso porque el director provincial de Bufetes Colectivos, Luis Bonifacio César Rodríguez, no autorizó que me dedicara únicamente a ese caso.
Entonces Jardines fue con la abogada María Eugenia Arranz Oliva, quien presentó la demanda, desestimada injustamente en el Tribunal Provincial de Guantánamo y en el Tribunal Supremo Popular.
Jardines continuó luchando públicamente en favor del establecimiento de la verdad… por un tiempo. Luego me contactó por un asunto personal y cuando abordé el tema de la famosa canción se puso muy nervioso y me dijo que lo habían citado del Partido provincial y le habían dicho que no continuara con eso, que lo habían amenazado con botarlo de la Dirección Provincial de Cultura de Guantánamo.
Para mi sorpresa, años después supe que Jardines, en coautoría con Iraida Sánchez Oliva, había escrito un libro titulado La guantanamera, donde defendía la posición de que Joseíto Fernández era el autor de la canción.
Entrada la segunda década de este siglo y hallándome en el Archivo Regino E. Boti, vi una cajuela de cartón blanco que tenía escrito por fuera en letras rojas “La guantanamera”. Con autorización de Regino Rodríguez Boti, nieto y albacea de la obra del poeta, vi su contenido y reconocí varios de los documentos que Jardines me entregó en la ocasión mencionada, así como recortes de periódicos, libros y revistas, donde había artículos relacionados con la historia de la canción.
Pedí prestados los documentos con la intención de escribir un artículo sobre el tema para CubaNet, pero lamentablemente, pocos días después la Seguridad del Estado allanó mi casa y me ocupó vario