Por segunda ocasión en lo que va de abril, se hace público el maltrato de los guardias carcelarios contra los presos políticos, esta vez contra Reynier Reynosa Cabrera, un manifestante del 11 de julio que cumplía su sentencia en el campamento correccional Toledo II de La Habana.
El 18 de marzo, Reynosa Cabrera regresaba al centro penitenciario de su pase reglamentario cuando, al ser registrado por los escoltas de la entrada, encontraron un teléfono móvil en su short. El preso político alegó un descuido y solicitó que el dispositivo le fuera entregado a la persona que lo acompañaba.
Los carceleros rechazaron la petición y el preso político comenzó a gritar contra el sistema. Lo inmovilizaron, lo esposaron y lo golpearon, relató a Martí Noticias su madre, Hilda Cabrera.
“Ese día, el hijo de él se fue con la madre para Estados Unidos y él, en su desespero, estaba apurado y se olvidó del teléfono. Por eso lo trataron mal en la entrada de Toledo. Cuando entró, se puso mal, lo que hizo fue gritar que por eso esto está así, que la gente tiene hambre”.
“Lo tiraron en el piso, le pusieron las esposas bien fuertes y le dieron. [El teléfono] se lo van a dec