La noticia es que una investigación desarrollada durante más de un año por tres prestigiosos medios de prensa afirma que los incidentes de salud sufridos por personal diplomático estadounidense, y bautizado como «Síndrome de La Habana», podrían tener como causa ataques de una fuerza especial de la inteligencia rusa.
El medio alemán Der Spiegel, y los estadounidenses CBS y The Insider publicaron una detallada investigación que incluye las voces de varias víctimas de estos incidentes, quienes ahora, luego de 10 años desde el reporte del primer ataque —de acuerdo a esta investigación registrado en 2014— afirman haber visto a agentes supuestamente rusos alrededor de los sitios donde sufrieron los síntomas que van desde vómitos, mareos, presión con el diagnóstico posterior de inexplicables lesiones cerebrales (brain injury).
Según lo publicado, la Unidad 2915, de la inteligencia rusa, una especie de súper squad que ha emprendido tareas de espionaje alrededor del mundo, es responsable de estos al menos 100 ataques que se han reportado en todos los continentes del mundo, incluyendo en Washington DC.
El reporte llega después de que varias agencias estadounidenses, como el FBI o el Consejo de Seguridad Nacional, y otras instituciones científicas publicaran informes conclusivos en los que afirmaban no encontrar causa para estos incidentes, que el ex secretario de Estado norteamericano Rex Tillerson, se apuró en llamar «ataques» con el rápido eco de los medios.
No obstante, el único país del mundo en el que estos síntomas han supuesto un altísimo costo político ha sido Cuba. Los incidentes sirvieron para que se retrocediera en términos diplomáticos vaciando la Embajada estadounidense y eliminando los servicios consulares, así como advertencias de viajes sobre Cuba y un halo de supuesta peligrosidad que no pudo ser confirmada por ninguna de las agencias del gobierno estadounidense que visitaron la Isla posteriormente.
Por su parte, el gobierno cubano respondió con prontitud. La subdirectora General de la Dirección de Estados Unidos, Embajadora Johana Tablada ofreció declaraciones a AP donde afirmó que «hoy [el tema] se vuelve a presentar, no como una investigación periodística, sino como una operación política, como una operación de propaganda».
La diplomática se cuestiona por qué el reporte no menciona el Jason Report, informes científicos sólidos encomendados por el gobierno de Trump, los cuales refieren que «los síntomas que pudieron ser reales no se pueden atribuir a una causa extraordinaria, como un ataque, sino que están vinculados a condiciones naturales, a enfermedades preexistentes o a cuestiones ambientales».
La noticia significa que estos incidentes siguen siendo un misterio fértil para periodistas y medios. Los que aseguran sentir los efectos de estos incidentes también tienen un incentivo: la Ley de Síndrome de La Habana firmada por el presidente en 2020, donde se asegura una compensación de varios miles de dólares para aquellos que sufran estos síntomas y se pueda «demostrar» que son parte del mismo grupo de «afectados».
El reporte que ha levantado la polémica hace referencia de una familia de diplomáticos que recibió más de un millón de dólares debido a que se les diagnosticó con lesiones cerebrales. Asimismo, realiza cuestionamientos sobre las agencias del gobierno que desoyeron este patrón de incidentes, en un enfoque «aquí no pasa nada» y que el gobierno estadounidense ocultó que esto estaría sucediendo.
Llama la atención la opinión de un teniente coronel del ejército estadounidense, Greg Edgreen, al que se le dio la tarea de liderar el equipo de investigación de estos incidentes bajo la Agencia de Inteligencia para la Defensa, entre 2020 y 2023. En respuesta a esta investigación, afirmó al programa estadounidense 60 minutos que hizo un especial sobre el tema: «Si estoy equivocado sobre que Rusia está detrás de estos incidentes de salud anormales, vendré a tu programa y me comeré mi corbata».
Nuestra opinión es que sea Rusia o no, el reporte confirma que La Habana no fue el primer sitio en el que sucedieron los incidentes, ni en el que más letales fueron. Sin embargo, la instrumentalización política que permitió revertir los avances en términos de política exterior que Washington había alcanzado con La Habana, hacen sospechar por qué importaron entonces, y no antes, y menos después en otros puntos geográficos.
En cualquier caso, confirman que fueron injustificadas las decisiones posteriores de enfriamiento exprés con Cuba, con el altísimo costo para el intercambio pueblo a pueblo y para millones de cubanos a los que Estados Unidos cerró las puertas debido a la imposibilidad de hacer trámites consulares desde La Habana.
Si bien el artículo lleva la firma de encumbrados reporteros y prestigiosos medios de comunicación, cabe preguntarse a quién conviene desempolvar este tema: o a la fuerte oleada antirrusa, reverdecida tras la crisis en Ucrania, a las víctimas que se consideran desoídas por su gobierno, o las fuerzas opositoras al gobierno de Biden, que se someterá a elecciones el próximo noviembre.
El «sincericidio» de un ex consultor de la CIA
La noticia es que el ex consultor de la CIA y funcionario de diferentes agencias del gobierno estadounidense, devenido en académico de la American University, Fulton Armstrong, afirmó que las protestas del 11 de julio tuvieron mucho apoyo desde afuera, y que los programas de promoción de la democracia incluyen iniciativas que tienen como único propósito derrocar al gobierno cubano.
Las declaraciones las hizo a la versión en español del medio alemán Deutsche Welle (DW) en una entrevista de unos 16 minutos en los que explicó lo que para él son las cuatro causas de la crisis que vive Cuba: la pandemia y su efecto de turismo o que no se ha recuperado del todo; la imposibilidad de acceder a precios preferenciales para el combustible debido a, entre otras cosas, la crisis en Ucrania, el mal manejo de la economía por décadas, y al incumplimiento de las promesas de reforma económica.
Armstrong es un experto sobre Cuba y América Latina, conocido en el mundo académico por su experticia sobre la Isla y su capacidad de poner en contexto el fenómeno cubano. Explica además entre las causas de la complejidad cubana el peso que ha tenido la inclusión de Cuba en la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo, el efecto intimidante que tiene esa etiqueta para las instituciones financieras, y el peso que supone al turismo, y