Estos días se ha celebrado el Congreso de la Juventud en la capital de todas las cubanas y cubanos. Muchísimos jóvenes se dieron cita para debatir, proponer, conversar y mirar hacia el futuro de una Cuba que sigue viviendo una guerra silenciosa. Una Cuba que está viendo como desde el Imperio quieren arrebatarle lo más preciado que tiene, la arcilla para moldear cualquier horizonte posible: su juventud.
¿A qué se enfrenta la juventud en el mundo en los tiempos que corren?
¿A qué se enfrenta en Cuba?
Si bien es cierto que el socialismo ha hecho camino y ha avanzado bastante en la conformación de la moral de un hombre y una mujer nueva, la sociedad cubana no está fuera del planeta, y muchas de las veces, padece muchos de los males que a este mismo le conciernen.
La desideologización, por ejemplo. El mundo vive inmerso en un océano de mentes enajenadas que van vagando y consumiendo contenidos superficiales, instantáneos, que no hacen plantearnos la existencia. Ni los valores, ni el porqué de cada cosa. El capitalismo está haciendo de los seres humanos desde su más corta edad individuos robóticos que no se cuestionen nada. Que estén entretenidos delante de un dispositivo móvil, tragando el contenido que ellos mismos preparan, y consumiendo, produciendo y formando parte de la cadena neoliberal para que el sistema siga perpetuándose sin voces críticas.
Yo le llamo la “anestesia” de las nuevas generaciones. El nuevo inmovilismo del hombre.
Viendo ambas realidades, la cubana y la de fuera, son varias las cuestiones que me planteo.
Para que Cuba no pierda sus logros alcanzados, ¿Qué puede continuar haciendo?
La Unión de Jóvenes Comunistas tiene que seguir a la vanguardia. Teniendo en cuenta siempre de que hay que llegar a todos, y no solo a los nuestros.
No son tiempos para ser derrotistas. La tarea de cultivar a la juventud no le corresponde solo a la UJC, sino a todos nosotros, en la isla y fuera. Tenemos que cuidar y trabajar con conciencia junto a los jóvenes, mano a mano, para tener garantizada su supervivencia