Preocupación sin ocupación
La noticia es que cuando creíamos que las relaciones entre Cuba y Estados Unidos no podían andar peor, una nueva disputa diplomática crece entre ambos gobiernos a raíz de un mensaje en la red social digital X de la Embajada estadounidense en La Habana.
Hasta ahora es un intercambio de declaraciones, veamos quién dijo qué, cuándo.
El mensaje que desencadenó la disputa precisa que [en la Embajada de Estados Unidos] «somos conscientes de los informes de protestas pacíficas en Santiago, Bayamo, Granma y otros lugares de Cuba, con ciudadanos que protestan por la falta de alimentos y electricidad. Instamos al gobierno cubano a que respete los derechos humanos de los manifestantes y atienda las necesidades legítimas del pueblo cubano».
Somos conscientes de los informes de protestas pacíficas en Santiago, Bayamo, Granma y otros lugares de Cuba, con ciudadanos que protestan por la falta de alimentos y electricidad. Instamos al gobierno cubano a que respete los derechos humanos de los manifestantes y atienda las…
— Embajada de los Estados Unidos en Cuba (@USEmbCuba) March 18, 2024
La declaración siguió a las protestas del pasado fin de semana en el este de Cuba, por los continuos apagones y la falta de alimentos a través de la libreta de abastecimiento
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba reaccionó con un comunicado en el que informó sobre una reunión sostenida con el encargado de negocios de Estados Unidos, Ben Ziff, luego de que este fuera llamado para «protestar por la conducta injerencista y los mensajes calumniosos del gobierno estadounidense y su Embajada en Cuba ante asuntos internos de la realidad cubana».
Si bien no es inusual que sean llamados a contar los diplomáticos representantes de países occidentales que tienen una reiterada opinión crítica sobre el actuar del gobierno cubano, lo diferente en este caso es que se haya hecho de manera pública.
El comunicado afirma que durante el encuentro —la declaración fue escrita posteriormente— «se llamó la atención sobre la responsabilidad directa del gobierno de los Estados Unidos ante la difícil situación económica por la que atraviesa Cuba […] bajo el peso e impacto del bloqueo económico diseñado para destruir la capacidad económica del país».
«El plan desestabilizador y su ejecución son evidentes a la vista de todos» afirma el comunicado y acusa a Washington de respaldar a personas radicadas en el sur de las Florida «cuyo único modo de vida es la industria de la agresión a Cuba».
El Departamento de Estado reaccionó al encuentro con Ziff afirmando que «Estados Unidos no está detrás de las protestas en Cuba y esa acusación es absurda», afirmó el portavoz adjunto principal.
También el subsecretario de Estado para asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, opinó que «el gobierno cubano no podrá satisfacer las necesidades de su pueblo hasta que adopte la democracia y el estado de derecho y respete los derechos de los ciudadanos cubanos».
Esto significa que la llamada de atención pública muestra el agravamiento de la situación entre ambos Estados, y el agotamiento por parte del gobierno cubano de todas las vías amistosas de petición de diálogo.
No es la primera vez que un encargado de negocios es llamado a contar. Ya pasó en diciembre de 2019 durante el período de Mara Tekach —representante entonces del gobierno de Donald Trump—, tras acusaciones de supuestas violaciones de derechos humanos en Cuba, a lo que el Minrex respondió con similares preocupaciones sobre el mismo tema en Estados Unidos.
Más recientemente, en abril de 2021, el Director General de Estados Unidos del Minrex, Carlos Fernández de Cossío, convocó al entonces Encargado de Negocios, Timothy Zúñiga-Brown, a quien expresó rechazo por las valoraciones de Washington en un informe del Departamento de Estado sobre Derechos Humanos de 2020. Zúñiga-Brown había sido llamado antes por su abierto apoyo al movimiento opositor San Isidro.
Esta vez el comunicado del gobierno cubano menciona la Convención de Viena de Relaciones Diplomáticas, alegando que la Embajada la viola de alguna manera, con ese mensaje. Sin embargo, si se observan con detenimiento las publicaciones de los últimos años de la sede diplomática estadounidense en esa red digital, salta a la vista que esta última se queda por debajo, en términos de crítica al gobierno cubano.
El Minrex podría referirse al artículo 41. 1 de esa Convención el cual afirma que «todas las personas que gocen de esos privilegios e inmunidades deberán respetar las leyes y los reglamentos del Estado receptor. También están obligadas a no inmiscuirse en los asuntos internos de ese Estado».
Sin embargo, cabe la pregunta de si un mensaje en X cuenta como tal, o el llamado responde a la necesidad del gobierno cubano de explicar públicamente la responsabilidad que tienen las sanciones reforzadas contra Cuba en la actual situación económica de la Isla.
A la persecución a las transacciones internacionales, se suma el asedio a navieras y barcos que transporten combustible cubano, una vigilancia que puede terminar en multas o limitaciones comerciales para esas compañías, a las que solo le quedan dos opciones: o encarecer los envíos o no realizarlos del todo. Esta limitación, junto a la falta de divisa para importar el combustible, así como el pésimo estado técnico de las termoeléctricas cubanas, resultan en una crisis energética que impacta todos los sectores de la vida de los cubanos, así como cada una de sus industrias.
El comunicado también hizo hincapié en la posición de varios voceros en Miami que llamaron a más manifestaciones y a violencia. Sin embargo, la militancia política del llamado exilio es una maquinaria sobre la que Washington tiene poco control —al menos de forma pública—, y sería inexacto culpar a la actual administración de un ambiente de odio que se ha venido instrumentalizando y auspiciando desde hace varias décadas.
Nuestra opinión es que el mensaje de la Embajada en X ha sido visto por el gobierno de Cuba como una oportunidad para reiterar el peso de las sanciones sobre la actual crisis, lo cual algunos medios y voceros políticos afirman que es una forma de distraer la atención de la responsabilidad doméstica sobre los problemas que perturban la vida de los cubanos.
En el caso de la posición de la Emb