La verdad de los revolucionarios tiene todas las posibilidades de ser defendida con amor, con ternura y con mucha belleza. Porque es la verdad que más se parece al ser humano en su afán por emanciparse y por ser hermano de sus semejantes.
Tal vez esa certeza que inspira a quienes vivimos para romper lanzas por el otro, sea de las huellas que con más luz ha brillado en estas horas del III Coloquio Internacional Patria, que ha tenido como escenario, desde el pasado lunes, a La Habana.
Siempre que la sensibilidad y la inteligencia confluyen en grandes dosis, se produce una inevitable intensidad de las emociones. Así ha vuelto a suceder en la tarde de este martes en el Palacio de la Revolución, cuando la dirección del país dio la bienvenida a protagonistas del Coloquio.
El Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, confesó, al final de una jornada en la cual se escucharon diversas voces, que ellos, los comunicadores llegados a la Mayor de las Antillas desde diversos lugares del mundo, habían provocado en el encuentro una verdadera «carga emocional».
En un intercambio que contó con la presencia de los miembros del Buró Político Roberto Morales Ojeda, secretario de Organización del Comité Central del Partido, y de Bruno Rodríguez Parrilla, canciller cubano, el Jefe de Estado les dijo a los pensadores: «Gracias a todos por estar en Cuba».
En la jornada –en la que estaban presentes el miembro del Secretariado del Comité Central y jefe de su Departamento Ideológico, Rogelio Polanco Fuentes, y el presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, Ricardo Ronquillo Bello–, Díaz-Canel les expresó a los intelectuales: «Necesitamos vernos con ustedes, comunicarnos con ustedes».
El Primer Secretario del Comité Central del Partido les habló sobre el valor que ha tenido que, en el III Coloquio, se haya reflexionado sobre el tema del nuevo orden mundial de