Cuba y Rusia «danzan» entre deudas, luces y ron
La noticia es que Rusia y Cuba negocian la reestructuración de la deuda millonaria que La Habana tiene con Moscú.
De acuerdo con una información ofrecida por el viceministro de Finanzas de Rusia, Alexéi Sazanov, la deuda de la Isla con Moscú asciende a 277,2 millones de dólares, pero tras una firma del presidente Vladimir Putin, y la aprobación de la Cámara Baja del parlamento ruso, hay un nuevo cronograma y condiciones para el pago que son beneficiosos para Cuba, un país que apenas cumple con los plazos debido al déficit de divisas.
El nuevo plan de pago permitirá saldar la deuda en rublos, postergar los pagos a realizar en el período 2023-2027 para el período 2028-2040, y modificar el cálculo de las tasas por la morosidad en los pagos.
El ministro cubano Ricardo Cabrisas presidirá la sesión número 21 del mecanismo de diálogo y cooperación establecido entre ambos países, denominado Comisión Intergubernamental para la colaboración económico-comercial y científico técnica entre Rusia y Cuba. Cabrisas lidera por la parte cubana esta edición del encuentro luego de que sucedieran otras reuniones entre los 17 grupos de trabajo que impulsan la agenda de ambas naciones.
El reporte de prensa ofrece como detalle específico que sesionó la segunda reunión de las consultas interbancarias, un diálogo en el que participaron varios representantes bancarios rusos y cubanos.
También ha sido noticia esta semana que la Corporación Estatal Rostec donará a Cuba 15 mil lámparas para el alumbrado de las calles de La Habana, con una tecnología acorde a las temperaturas y humedad de la nación caribeña. Cinco mil de estas luminarias ya están en Cuba y las restantes deben arribar en los próximos 6 meses.
Por otra parte, a esta noticia también se une la concreción de un negocio entre una empresa rusa y una cubana. Cuba Ron S.A ha aceptado por primera vez la producción de ron fuera de Cuba, bajo la marca Danza del Fuego.
Según afirma un sitio de noticias económicas Interfax, la empresa rusa detrás de este acuerdo es el grupo empresarial Abráu-Diursó, que tiene como uno de sus accionistas a Boris Titov, conocido por ser el enviado especial del Kremlin para impulsar los vínculos comerciales con Cuba.
Todas estas noticias significan que las relaciones políticas, que tanto se han intentado empujar hacia el área de lo económico y financiero, comienzan, lentamente y sin un impacto palpable aún, a concretarse.
La tímida reacción del sector privado, que aquí se expresa en una empresa vinculada al emisario ruso para construir puentes comerciales, las donaciones en productos claves, y la muy importante reestructuración de una deuda que de todas maneras el gobierno cubano no tiene fondos para pagar, cimentan un vínculo prometido por el discurso político pero que se traduce poco en soluciones y oportunidades para la dura crisis económica que sufre la Isla.
Nuestra opinión es que en este escenario de crisis, Rusia puede ser una mano «solidaria», como lo ha sido en el pasado, sin olvidar que siempre participará en la realidad cubana desde sus intereses particulares, que no tienen por qué coincidir con las necesidades de Cuba, ni con el proyecto de sociedad de los cubanos.
Tampoco puede olvidarse que la Rusia actual dejó atrás cualquier atisbo de socialismo y se intenta consolidar como un polo económico y político en el sistema capitalista mundial. No obstante, un Estado como el cubano, que intenta mantenerse a flote en medio de sanciones norteamericanas y los altos costos de errores y contradicciones internas, no puede darse el lujo de rechazar inversión extranjera, aún sabiendo los peligros que puede tener aparejada.
Varios analistas a nivel internacional coinciden en afirmar que para Rusia, estar presente en Cuba públicamente es una forma de disputar una área que suele ser de influencia de Estados Unidos en un momento en que se redobla el enfrentamiento entre ambos países, con un escenario de guerra concreta, en la que las tropas enviadas por Putin avanzan sobre territorio ucraniano y Kiev depende de fondos de Washington para apenas hacerle frente.
Mantener una relación de amistad pública con La Habana es cafeína para Washington en dos sentidos contrarios: los opositores acérrimos al acercamiento a Cuba porque «La Habana abre las puertas a Moscú», y los que abogan por una mayor presencia estadounidense en Cuba —que pasa necesariamente por el aumento de relaciones diplomáticas y comerciales— porque «La Habana abre las puertas a Moscú». Veremos cuál gana.
La negociación turca
La noticia es que el viceprimer ministro cubano Ricardo Cabrisas concluyó este miércoles 13 de marzo su visita de trabajo a Turquía.
Durante la estancia, Cabrisas y Ömer Bolat, ministro de Comercio turco, firmaron un acuerdo que establece una Agenda Económica bilateral para el período 2024-2026.
Bolat aseveró en redes sociales que el acuerdo incluye un «plan de acción de 41 puntos» el cual