Alejandro Gil, un «insensible» en el gobierno
La investigación abierta sobre presuntos hechos de corrupción cometidos por Alejandro Gil Fernández, exministro de Economía y Planificación, fue noticia esta semana tras la publicación de un comunicado del presidente Miguel Díaz-Canel que sorprendió a la opinión pública cubana y ha provocado un gran debate hasta ahora.
La nota oficial no revela mucha información, pero deja claro que Gil incurrió en «graves errores» sobre los que existe un «nivel de verificación». Más adelante afirma que no se permitirá «la proliferación de la corrupción, la simulación y la insensibilidad».
Fuera de lo que dice la declaración del gobierno, circula en redes sociales y en algunos medios de prensa radicados en Miami, información sobre probables hechos de corrupción que implican al funcionario.
Hasta el momento ninguna de esas imputaciones específicas ha sido verificada formalmente.
Esto significa que toda crisis política afecta, en medio de tantos cuestionamientos de la ciudadanía a la gestión económica, la credibilidad del gobierno.
Opinamos que este incidente expone, de un modo escandaloso, la falta de transparencia y la impunidad con que operan habitualmente muchos funcionarios estatales en todos los niveles.
Este caso roza, inevitablemente, al centro del poder político, del que formó parte Gil hasta hace unas semanas. Como si fuera poco, se trata del encargado de explicar las medidas de austeridad que periódicamente anuncia el gobierno como parte de su estrategia para resolver la contracción de la economía.
El proceso contra el exministro es por ahora un absoluto desastre, que podría ser utilizado para reforzar la credibilidad únicamente si queda explicado en detalles, con todas las responsabilidades a la vista.
De lo contrario, será contraproducente en la percepción ciudadana y Gil quedaría como una víctima expiatoria de la incapacidad del gobierno para salvar la crisis.
La transparencia, incluso en esto, tiene que ser el camino. ¿Podrán asumirla?