Anticipar o comentar dictámenes o movidas de la Corte Suprema de Estados Unidos podría equivaler muchas veces a lidiar con los acertijos de la pitia del templo de Apolo. Se trata de un camino riesgoso y con espacios de sobra para cometer errores en los que incluso han caído expertos en Derecho Constitucional, profesores universitarios, fiscales y abogados de anclaje y talaje, al margen de sus respectivos signos políticos.
A ese empeño suelen dedicarse también corresponsalías o agencias de prensa con representación en Estados Unidos, a menudo desconociendo un ámbito lleno de códigos y antecedentes muy complejo.
Les siguen las redes sociales, donde por obra y gracia del acceso a la información figuran opiniones de hijos de vecino que lo mismo sientan cátedra sobre temas/problemas como la pandemia, el conflicto ruso-ucraniano, la inteligencia artificial o la inflación. Como lo resumió una vez Umberto Eco, los que antes “hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino”, ahora con en las redes sociales “tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel”.
Justamente por estos días, al calor de las dos apelaciones de Trump aceptadas por la Corte Suprema, en esos actores sociales han estado pululando al menos tres ideas sobre Trump, la Corte y los procesos legales que penden sobre el expresidente, el primero en más de 200 años de historia en ser llevado a los tribunales. Y nada menos que con 91 cargos criminales encima.
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La primera es que la aceptación de la apelación de Trump por parte de la Corte Suprema (caso “inmunidad”, para abreviar) significa que se pronunciará a su favor, lo cual no es necesariamente cierto.
Para que la Corte Suprema tome una apelación se necesitan solo los votos de 4 de los 9 jueces que la integran. Al continuar posponiendo el caso, el máximo órgano judicial dejó establecido que no expresaba una opinión sobre los méritos de la apelación, y no anunció ninguna votación sobre su solicitud inicial de suspensión (requeriría 5 votos). Significa que la declaró discutible.
En este caso del fiscal especial Jack Smith, en el DC, Trump fue acusado de cuatro cargos: conspiración para defraudar a Estados Unidos; conspiración para obstruir un procedimiento oficial; obstrucción e intento de obstrucción de un procedimiento oficial y conspiración contra los derechos.
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La segunda sostiene que Suprema aceptó el caso inmunidad porque sus magistrados conservadores se confabularon para ayudar a Trump a posponer el juicio.
De hecho, la Corte estableció un cronograma acelerado (fast track) para que los abogados de Trump y los fiscales de Smith presenten sus argumentos por escrito en un plazo de siete semanas (los argumentos orales se presentarán el 25 de abril). Por otro lado, la Corte Suprema cesa sus funciones en junio y antes de ese descanso suele liquidar todos sus asuntos.
Hay aquí, por lo menos, tres escenarios posibles:
- Si rechazan la apelación de Trump en mayo o junio y deciden que puede ser juzgado, los fiscales podrían reprogramar un juicio en unos dos meses, antes de las elecciones (noviembre).
- Podrían “sentarse sobre esa solicitud”, como se dice en el argot, durante mucho tiempo, sin tomar ninguna medida al respecto, impidiendo así de hecho que lo juzguen. Esto esta técnicamente entre sus atribuciones.
- Declarar, al final, que Trump es inmune.
Respondiendo a una apelación de los abogados de Trump, el 6 de febrero las tres juezas del tribunal federal de apelaciones de Washington D.C. (una republicana y dos demócratas) decidieron que el expresidente no era inmune al procesamiento penal. Estamos hablando del tribunal de más alto rango en el país después de Suprema. Sería cuando menos escandaloso pasar por encima de los elementos allí expuestos, sólidamente fundamentados con argumentos legales, constitucionales e históricos.
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La tercera nos convida a aceptar, contra toda evidencia, que si los casos de Trump se encuentran en la Corte Suprema, esto paraliza el resto de los juicios que tiene por delante.
El de Nueva York, programado para el 23 de marzo (caso Stormy Daniels, para abreviar) va a durar alrededor de seis semanas y se habrá completado antes de que termine la primavera.
También está previsto que Trump sea juzgado a fines de mayo en Florida (por los documentos secretos robado