Las gestiones gubernamentales para esclarecer la situación sobre el posible fallecimiento de los médicos cubanos, quienes sufrieron un secuestro en Kenya, arrojan hasta ahora pocas luces. Tras la reciente visita al país sudafricano como Enviado Especial de Alto Nivel del presidente de la Asamblea Nacional y de su Consejo de Estado, Esteban Lazo, se aseguró que «se han iniciado contactos oficiales con el gobierno de Somalia en búsqueda de precisión sobre las operaciones militares reportadas».
Dicho comunicado no ofrece pistas que indiquen un avance significativo en el proceso de investigación por parte de las autoridades encargadas. Mientras, aumenta la desconfianza hacia la gestión gubernamental en un caso que no ha gozado de transparencia desde el inicio, hace casi cinco años ya.
Los tiempos de la política no son, desgraciadamente, alentadores para las familias de los galenos en Cuba. La incertidumbre se acentúa ante la escasa información sobre el estado actual de los doctores Assel Herrera Correa y Landy Rodríguez Hernández, raptados el 12 de abril de 2019 por la organización terrorista Al-Shabab en la localidad de Mandera, donde prestaban servicios en un hospital local.
Hasta el momento, no se ha realizado una declaración pública oficial que confirme o desmienta la noticia sobre la presunta muerte de ambos colaboradores durante un bombardeo con drones de las fuerzas armadas estadounidenses en la localidad de Jilib, en Somalia, en la noche del 15 de febrero de 2024. Aun así, el hecho marca un antes y un después en el debate sobre las misiones médicas cubanas y las garantías laborales de quienes las ejercen.
Llegado este punto, surgen algunas preguntas sobre los protocolos ante casos de secuestro internacional y cómo abordar la negociación y el rescate para garantizar la seguridad de las víctimas. El embajador, profesor y académico Carlos Alzugaray responde estas y otras interrogantes en entrevista con LJC.
¿Cuál es la política cubana sobre la protección de la seguridad de las misiones médicas o de las misiones cubanas en general, incluyendo las diplomáticas?
Es una política preventiva. La mejor política ante los secuestros es evitar que se produzcan. Por supuesto, no hay garantías ciento por ciento para eso.
Durante mis 35 años en el Servicio Exterior estuve, al menos, en dos países donde había peligro de secuestros. En Argentina (1973-1977), el riesgo era sobre los funcionarios de la Embajada, y en Etiopía (1983-1987), los mayores peligros los podían correr los miembros de misiones civiles, que no eran solo las médicas.
Ya se sabe que en Argentina durante la dictadura militar fueron secuestrados y asesinados dos colegas que pertenecían al dispositivo de seguridad de la Embajada. En Etiopía, se aplicaban rigurosamente todas las medidas necesarias para prevenirlos. No obstante, tuvimos un caso de secuestro por incumplimiento de lo pactado por la parte etíope. Por suerte, los secuestrados fueron llevados a Sudán por los secuestradores, quienes después de un proceso de negociación con el gobierno sudanés los entregaron en la Embajada norteamericana. Muy paradójico. La parte norteamericana cooperó y los devolvieron en territorio etíope.
En Argentina durante la dictadura militar fueron secuestrados y asesinados dos colegas que pertenecían al dispositivo de seguridad de la Embajada.
Las medidas preventivas que se aplican son las siguientes:
En el caso de los países de conflictos o con otros problemas de peligro para los cooperantes, si se accede a enviar misiones médicas, se pacta con el país anfitrión las zonas donde estarían viviendo y trabajando, evitando las más peligrosas. Si no queda más remedio, o el país anfitrión insiste en que necesita colaboración médica, se exigen medidas extras de seguridad: custodia de lugares de vivienda y de trabajo; protección en los medios de transporte. Eso es lo que se demanda del país anfitrión. Generalmente se resuelve.
Desde el punto de vista propio, independiente de lo que haga