Hace unos meses, el artículo El estado del libro en Cuba abordó la situación del libro como objeto de deseo inaccesible para la mayoría del público lector. Se destacaba, entre otros factores, el alza en los precios y la falta de un mercado constante y variado en la Isla. Varios años atrás, las necesidades literarias de esos mismos lectores se resolvían anualmente, al menos de forma paliativa, con la Feria Internacional del Libro de La Habana, sin embargo, ya este evento tampoco satisface las exigencias del público lector, sea capitalino o provinciano.
Desde el 2020, en su última edición precovid, la también llamada «Fiesta del libro», presentaba inequívocas evidencias de un desgate ya insalvable. Si bien durante las primeras dos décadas del siglo XXI hubo un alza en la producción, distribución y venta de libros, tras la debacle que representó el Periodo Especial para la industria editorial, llegada la tercera década, los problemas con los insumos —sobre todo el papel—, condujo a muchas editoriales a replegarse y realizar pocas tiradas anuales o vivir de lo que quedaba en el almacén. Muchos de los libros lanzados en ese momento y vendidos por primera vez en aquel año, tenían como fechas de edición los años 2017 y 2018. La situación no representaba un gran problema porque la Feria aún llenaba el recinto de la Cabaña con miles de lectores buscando todo tipo de literatura.
Desde el 2020, en su última edición precovid, la también llamada «Fiesta del libro», presentaba inequívocas evidencias de un desgate ya insalvable.
En 2021 la incidencia mundial de la pandemia obligó a que el evento no se realizara y que en 2022 se hiciera en la última semana de abril. Esa edición, dedicada a México, mostró el aumento de las necesidades de lectura en muchos cubanos, producto del confinamiento. Sin embargo, no era difícil percibir que el ICL realizó un grandísimo esfuerzo para que la cita aconteciera, evitando así suspenderla dos años seguidos. Para el 2023, cuando la invitada de honor fue la República de Colombia, se hizo notable la falta de ejemplares publicados en Cuba de los libros de Gabriel García Márquez, que ya se habían editado en décadas anteriores y tenían esperanzados a muchos lectores. También fue muy ilustrativo que, pese al esfuerzo de extender la cit